China: Desarrollo socialista y restauración capitalista

Pao-yu Ching.

Traducción del inglés al español por voluntarios anónimos de Comuna Roja.


El presente artículo está basado en las experiencias concretas de China durante su desarrollo socialista durante los años 1949 a 1976, y luego desde su restauración capitalista comenzada en 1979 cuando las políticas de la reforma fueron implementadas hasta el tiempo presente. Este artículo no seguirá la secuencia de eventos que tomaron lugar en China durante estos dos periodos en las últimas seis décadas, sino que enfatizará los componentes fundamentales del desarrollo socialista en oposición con los del capitalista de igual forma que las teorías y fuerzas políticas que apoyaron/apoyan el desarrollo de cada periodo.

¿Cómo se distingue el desarrollo socialista de China en contraste con el desarrollo de las naciones capitalistas menos desarrolladas posteriores a la Segunda Guerra Mundial? Basado en las experiencias concretas de China, hay dos componentes que son fundamentales para su desarrollo socialista. Estos componentes fundamentales son el desarrollo basado en la autosuficiencia y el desarrollo con el fin de satisfacer las necesidades del pueblo. Estos dos componentes explican por qué el desarrollo socialista de China durante las primeras tres décadas de la República Popular es diametralmente opuesto tanto al desarrollo capitalista en las naciones en vías de desarrollo como en la misma China tras la reforma de 1979.

La primera parte de este artículo comprende el desarrollo socialista de China desde 1949 a 1976. La discusión incluirá el significado de dos fundamentales componentes del desarrollo socialista como son los señalados más arriba. La primera parte también explica las fuerzas políticas que, tras la revolución, apoyaron el desarrollo socialista y por qué solo el desarrollo socialista puede poseer estos dos componentes. La segunda parte del artículo explica, por otra parte, cómo la reforma iniciada en 1979 ha cambiado fundamentalmente su desarrollo de socialista a capitalista, y y las fuerzas políticas que han apoyado este cambio. La parte dos también explica las consecuencias de este cambio en la mayoría del pueblo chino. La parte tres resumirá el contraste entre estos dos periodos.

Parte uno: Desarrollo socialista en China, 1949-1976.

I. El significado e importancia de los dos fundamentales componentes del desarrollo socialista en China.

Los dos fundamentales componentes del desarrollo socialista son la autosuficiencia y poner las necesidades del pueblo como el fin del desarrollo:

Autosuficiencia.

Hay dos importantes e interrelacionadas dimensiones de la autosuficiencia: suficiencia en la autofinanciación del desarrollo y suficiencia en construir un propio sistema tecnológico nacional.

Suficiencia en autofinanciar el desarrollo.

En el mundo de hoy de dominación imperialista, cualquier país que genuinamente quiera desarrollar su economía debe depender de financiación interna. «Expertos» en economía del desarrollo han creado el mito que los países pobres deben depender de la financiación externa para desarrollarse. Sin embargo, la experiencia de los países menos desarrollados en las últimas décadas ha demostrado que lo cierto es el exacto opuesto a este planteamiento. Estas experiencias demuestran que depender de la financiación externa ha significado que se hayan sacado de estos países varias veces más recursos de los que ingresaron1. Muchos de estos países que se endeudaron grandemente han sido dejados en no más que ruinas, y su población está realmente peor tras varias décadas de supuesto desarrollo. Durante las tres últimas décadas del siglo pasado países subdesarrollados terminaron pagando grandes sumas de intereses al capital monopolista internacional y a las instituciones financieras internacionales. Por otra parte, bajo las políticas llevadas a cabo por gobiernos neoliberales de muchos países menos desarrollados, grandes multinacionales foráneas han ganado control de varios sectores de sus economías incluyendo manufactura, comunicaciones, transporte y también en finanzas y banca.

Las experiencias concretas del desarrollo socialista de China entre 1941 a 1976 muestran que un país menos desarrollado puede, sin dudas, desarrollarse aprovechando sus propios recursos. Ahora bien, para lograr un desarrollo autosuficiente a través de la financiación interna implica que los recursos locales deben de ser movilizados. En cualquier país menos desarrollado donde la industrialización es deficiente o aún se encuentra en sus primeras etapas, recursos para su desarrollo, o la inversión inicial necesaria para la industrialización, debe venir de los excedentes generados en el sector agrícola.

Durante las etapas tempranas de su industrialización, China prestó especial atención al balance entre el sector industrial y el agrícola. El modelo de desarrollo socialista de China enfatizó que, tras la transferencia de los excedentes del sector agrícola, a medida que la economía se desarrollaba, este necesitaba reposición de los recursos por el sector industrial. En un país pobre como lo era China tras la revolución, el desarrollo en industrias del metal, maquinaria pesada y equipamiento surgieron necesarios para sentar las bases del desarrollo futuro. Sin embargo, China, en la década de los cincuentas, se dio cuenta que debía evitar los errores cometidos por la Unión Soviética en enfatizar demasiado la industria pesada a expensas de la industria liviana y la agricultura, la cual proporciona bienes los cuales la gente necesita. En el discurso de Mao Tse-tung «Sobre diez grandes relaciones», él discutió la importancia de mantener un balance entre el sector agrícola y el sector industrial de la economía, así como el balance entre las industrias pesada y ligera dentro del sector industrial. (Mao, 267-288).

Luego de más de cien años de invasiones y guerras civiles, el campo chino tras la revolución estaba en ruinas. Además, bajo el feudalismo, los propietarios de las tierras habían sobreexplotado la tierra con poca o ninguna inversión puesta en la misma. Por varias décadas antes de la revolución, China sufrió varias sequías e inundaciones debido a que sus ríos y su sistema de riego habían sido descuidados durante demasiado tiempo. La mayoría del campesinado chino vivía en la extrema pobreza. ¿Cómo podría China desarrollar su agricultura con un entorno natural tan severo y extrema carencia de recursos? Es más, ¿cómo podría el sector agrícola generar el excedente necesario para la industrialización?

La reforma agraria en las recientemente liberadas áreas comenzó tempranamente tras el establecimiento de la nueva República y fue completada en 1954. Cientos de millones de campesinos recibieron una parcela de tierra por primera vez en sus vidas. A pesar de que las propiedades promediaban únicamente 0,2 hectáreas per capita, el campesinado cultivó su tierra con gran entusiasmo. La producción de cereales y algodón aumentó rápidamente entre 1949 y 1952. Sin embargo, para 1953, la producción de cereales se estancó y la de algodón descendió. Como fue mencionado arriba, el entorno natural chino para la agricultura era frágil y la tierra infértil dados los estragos de la guerra y el largo abandono en los cien años previos a la revolución. Poco después de la reforma agraria, el entusiasmo de los campesinos solo no podría hacer incrementar la producción más. Los hogares de los campesinos pobres y de clase media-baja – del 60 al 70 por ciento del campesinado chino – no poseía ni un arado, mucho menos otras herramientas agrícolas o animales de tiro. Cuando el mal clima azotó en 1953 y 1954, muchos de estas familias campesinas nuevamente tuvieron que pedir dinero prestado. Cuando la deuda prestada a altos intereses comenzó a acumularse, se vieron obligados a vender sus tierras. Para 1954, tanto la venta de tierras como la mano de obra contratada estaban aumentando en el campo. La experiencia china tras la reforma agraria demostró que a través de las pequeñas propiedades no existía manera viable de desarrollar la agricultura. Si la agricultura no se hubiera colectivizado, la propiedad de la tierra se habría consolidado nuevamente en manos de campesinos ricos y una nueva (o vieja) clase terrateniente. (Hsu y Ching, 1991).

A través de varias etapas de colectivización que llevaron a la formación de las comunas en 1958, los campesinos pudieron aunar sus recursos2, de modo que esos escasos recursos pudieran utilizarse de manera más eficiente para aumentar la producción. (ibíd). A medida que el sector industrial se desarrolló, proporcionó cantidades y variedades crecientes de insumos industriales para la agricultura, desde simples herramientas agrícolas en los primeros años hasta maquinaria agrícola sofisticada, equipos de riego y fertilizantes químicos posteriormente. Con el arduo trabajo de los campesinos y un aumento paulatino de la asistencia del Estado (reducción de impuestos agrícolas, mejores términos de intercambio para los productos agrícolas y aumento de la inversión estatal) y más y mejores insumos de las industrias, la producción agrícola aumentó de manera sostenida para proporcionar una mejor dieta tanto a los campesinos como a los obreros. Tras la formación de las comunas, con la sola excepción de los «Tres años difíciles» (1959-1961), los campesinos recibieron una cuota de grano garantizada de su equipo de producción3. A medida que aumentaba la producción de cereales y otros productos complementarios, los campesinos pudieron mejorar su ingesta nutricional. La cosecha del Sistema Unificado de Compras y Abastecimiento establecido en 1953 aseguró raciones de alimentos adecuadas para todos los residentes urbanos, incluidos los más pobres de las ciudades y pueblos. Con el rápido aumento de las oportunidades de empleo y los bajos precios de los alimentos, la dieta de los trabajadores también mejoró significativamente.

Desde 1958 hasta 1978, China pudo modernizar su producción agrícola y mejorar la vida de la gran mayoría de los campesinos en la mayor parte del campo de China. Después de poner en común su tierra y todas las herramientas que tenían, los campesinos chinos dedicaron una enorme cantidad de tiempo y energía a proyectos de conservación y mejora de la tierra. Nivelaron la tierra y llenaron pequeños arroyos con tierra, para luego poder usar maquinaria para labrar grandes extensiones de tierra. Los campesinos mejoraron la fertilidad de la tierra trabajando intensamente para aplicar fertilizantes orgánicos. Los campesinos construyeron sistemas de riego y drenaje y centrales eléctricas para que las tierras agrícolas pudieran ser irrigadas con electricidad. También construyeron carreteras, puentes y otra infraestructura. Además, plantaron árboles para defenderse de la desertificación y trabajaron mucho para preservar los pastos y los bosques. (Hsu y Ching, 1991, 28-34).

Los comuneros hacían todo el trabajo además de plantar y cosechar cultivos y extendían sus jornadas laborales hasta los meses de invierno cuando la producción agrícola era lenta, aumentando así sus jornadas laborales por año de 119 días a mediados de la década de 1950 a 250 días a mediados de la década de 1970. (Rawski, 7-8). Además, las comunas sacaron “fondos de acumulación” de sus ingresos anuales para invertir en proyectos de mejoramiento de tierras y en maquinaria y equipo. Además, el Estado devolvió recursos a la agricultura mejorando gradualmente los términos de intercambio entre los dos sectores a favor del sector agrícola. También redujo gradualmente los impuestos agrícolas y aumentó la inversión estatal en grandes infraestructuras agrícolas, como el Canal Bandera Roja y el Proyecto Río Amarillo, entre muchos otros.

El arduo trabajo de los campesinos y la política de desarrollo de China cambiaron todo el paisaje del campo de China y modernizaron su producción agrícola en los veinte años transcurridos desde la formación de la comuna. La tierra cultivada con máquinas aumentó del 2,4% en 1957 al 42,4% en 1979, la superficie de la tierra irrigada aumentó del 24,4% de toda la superficie en 1957 al 45,2% en 1979. Durante el mismo período, la tierra irrigada con electricidad (como porcentaje de la tierra total) aumentó del 4,4% al 56,3%. En 1957 había 544 estaciones eléctricas; en 1979 ese número aumentó a 83.244. Durante el mismo período, el número de tractores grandes y medianos aumentó 45 veces, las cosechadoras agrícolas 12 veces y los tractores pequeños aumentaron de 0 a 1,67 millones. (Hsu y Ching, 1991, 40).

La mecanización agrícola eliminó el trabajo manual más duro de la agricultura y redujo drásticamente la intensidad del trabajo agrícola. La mecanización en la agricultura aumentó el consumo de energía rural a una tasa anual del 21 por ciento, y los caballos de fuerza por hectárea de tres tipos de maquinaria (equipo de riego/drenaje, tractores y cultivadores) aumentaron a una tasa anual del 24 por ciento (Rawski, 82). A fines de la década de 1970, “[E]stas cifras muestran que solo tres tipos de equipos proporcionan ahora a los agricultores chinos una potencia mecánica algo mayor que los 0,69 caballos de fuerza por hectárea de tierra cultivada disponibles para los agricultores japoneses con todo tipo de maquinaria eléctrica en 1955″ (Rawski, 83).

La gran mejora lograda en la fertilidad de la tierra duplicó la producción de grano por cada unidad de superficie de tierra cultivable. China logró avances sustanciales en el aumento de la producción agrícola y pudo aumentar la producción de cereales de 181 millones de toneladas en 1952 al final del período de recuperación a 285 millones de toneladas en 1977. Con la excepción de 1959-1961, la producción de cereales aumentó en promedio en más del 3%, superior al crecimiento medio de la población durante el mismo período. La tasa de crecimiento durante este período fue más alta que el récord histórico de China y los registros de la mayoría de los países en desarrollo (Groen y Kilpatrick, 1978, 619). A fines de la década de 1970, China pudo lograr la autosuficiencia alimentaria. Los sistemas de riego y drenaje recién construidos hicieron posible que la producción de los campesinos, por primera vez en sus vidas, dependiera menos del clima. La mecanización hizo posible que muchos campesinos se liberaran gradualmente de gran parte del trabajo más agotador del campo.

Durante los veinte años de desarrollo socialista, China pudo lograr un rápido desarrollo en agricultura, industria, transporte y construcción. La tasa de crecimiento anual de la agricultura, la industria y el transporte y la construcción crecieron a tasas medias de 3,4%, 9,4% y 10,7%, respectivamente durante el período de 1952 y 19784. China pudo lograr un crecimiento equilibrado entre la industria y la agricultura, de modo que el nivel de vida de los campesinos en el campo mejoró junto con el de los trabajadores en las ciudades.

La dirección proletaria del Estado apoyó plenamente la política de no exagerar las tasas más altas de crecimiento industrial a expensas del desarrollo agrícola. Esta política de lograr equilibrios entre la agricultura y la industria no solo tenía sentido para el desarrollo, también era una política para solidificar la alianza entre trabajadores y campesinos. La fuerte alianza entre trabajadores y campesinos fortaleció la base política para el desarrollo socialista. El desarrollo de China durante la transición socialista es exactamente lo contrario de lo que hemos visto en los países menos desarrollados en las últimas décadas. En la mayoría de los países menos desarrollados, el sector agrícola se «ordeña en seco» [es sobreexplotado]; la tierra es consolidada por grandes terratenientes en muchos casos para producir cultivos de exportación, por lo que los campesinos no tienen más remedio que migrar a las ciudades para buscar trabajo. Además, los gobiernos de muchos países han subvencionado a grandes empresas del sector agrícola para la producción de cultivos de exportación. Este tipo de política de desarrollo priva tanto a los trabajadores como a los campesinos de su derecho a utilizar los recursos de su propio país para mantenerse. Sin embargo, la mayoría de las personas que emigran a las ciudades se encuentran en apuros para encontrar un empleo estable y ganar un salario mínimo de, a duras penas, subsistencia. Como resultado, la mayoría de los trabajadores y campesinos de estos países viven en condiciones devastadoras. Por supuesto, lo mismo ha sucedido también en China desde la Reforma. (Véase la segunda parte).

Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de la autosuficiencia en las finanzas internas. Cuando un país depende de la financiación externa, resulta imposible encontrar un equilibrio entre los sectores, incluso si los líderes políticos están dispuestos a mantener ese equilibrio. La presión constante e implacable para que el país sirva su deuda externa los obliga a hacer de la promoción de las exportaciones para obtener más divisas su objetivo final, incluidos aquellos que en las primeras décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial declararon su independencia política y económica de las potencias imperialistas.

Las instituciones financieras internacionales controladas por el capital monopolista internacional y las naciones imperialistas han utilizado la deuda como un instrumento para imponer el Programa de Ajuste Estructural (PAE) en muchos países en desarrollo. A través del PAE han podido dictar los asuntos económicos y políticos internos de estos países. Los países sometidos al PAE pierden su autonomía para decidir cómo utilizar sus propios recursos para producir alimentos y otras necesidades para su propia gente. En el marco del PAE, los recursos productivos se trasladan del consumo interno a la producción de mercancías de exportación. La obtención de divisas para pagar los intereses de la deuda en constante crecimiento se convierte en el único objetivo del «desarrollo», mientras que las necesidades básicas de las personas en cuanto a alimentos, agua potable, atención médica, vivienda y educación no se encuentran en ninguna parte del programa de «desarrollo».

Durante el período socialista, China pudo desarrollarse rápidamente movilizando sus propios recursos. Durante esos veinte años de desarrollo, se estima que China pudo dedicar el 25% de su PIB a inversiones a futuro. Esta estimación ni siquiera incluye la enorme cantidad de mano de obra que los campesinos contribuyeron a la construcción de infraestructura y al mejoramiento de la tierra en el campo de China5.

Construyendo un sistema de tecnología independiente para el desarrollo.

La segunda dimensión del desarrollo autosuficiente de China es la dependencia de su propia tecnología. Una mejor tecnología es vital para el desarrollo económico de un país. Una mejor tecnología en metal y maquinaria ayuda a sentar las bases de la industrialización. Sin embargo, al desarrollar su tecnología, un país debe elegir cuidadosamente el tipo de tecnología que es apropiada para sus propias necesidades de desarrollo. Durante el período socialista, China utilizó la estrategia «Caminar sobre dos piernas» para hacer avanzar su tecnología. «Caminar sobre dos piernas» significó que China adoptó tecnología avanzada de Occidente, pero en el proceso de adoptar esta tecnología avanzada, evaluó cuidadosamente cómo dicha tecnología se ajustaba a sus propias necesidades de desarrollo. “Caminar sobre dos piernas” también significó que China hizo uso de la tecnología avanzada, pero al mismo tiempo también usó cualquier tecnología primitiva disponible para conservar sus escasos recursos de capital. China no descartó maquinaria y equipo viejos que todavía podrían utilizarse para producir productos útiles, aunque esos productos podrían haber sido de menor calidad.

Por otro lado, los gobiernos de muchos países menos desarrollados que han perseguido el desarrollo capitalista creían en el mito de que debían importar la tecnología avanzada de los países desarrollados, tal como lo propugnan muchos “expertos” en desarrollo. Estos “expertos” afirman que los países pobres no tienen la capacidad para desarrollar su propia tecnología, por lo que deben depender de tecnología importada de países altamente desarrollados. Sin embargo, la dependencia de la tecnología extranjera importada funciona de manera muy similar a la dependencia del capital externo para financiar el desarrollo; tal dependencia solo asegura una dependencia continua. Además, una vez que un país se vuelve dependiente de la tecnología importada, debe adoptar y aceptar la lógica del capital y la forma en que el capital define la eficiencia. Para seguir la lógica del capital, la eficiencia se logra, por ejemplo, cuando una fábrica adopta una tecnología nueva y avanzada y despide a la mitad de sus trabajadores. La lógica del capital significa que la «eficiencia» sólo se puede lograr mediante el uso continuo de tecnología «avanzada» para reemplazar la mano de obra. Esta lógica obviamente va en contra del sentido común para los países en desarrollo que están dotados de abundante mano de obra, pero escaso capital.

Esta dimensión de la autosuficiencia es de importancia crítica y está relacionada con la autosuficiencia en las finanzas internas. Cuando contrastamos el modelo de desarrollo autosuficiente y el basado en financiamiento externo y tecnología importada, la diferencia es clara. Cuando un país se endeuda fuertemente con el capital monopolista internacional y las instituciones financieras internacionales, tiene que renunciar a todos los demás objetivos de desarrollo y utilizar todos los medios necesarios para promover las exportaciones a fin de pagar los intereses de su deuda. Además, cuando la producción de un país se concentra en la exportación de productos agrícolas o industriales, también debe emplear tecnología avanzada controlada por el capital monopolista para competir en el mercado internacional.

Al depender de sus propias finanzas internas y del desarrollo tecnológico independiente, China pudo desarrollarse rápidamente durante los treinta años anteriores a 1979. China pudo desarrollar tecnología sofisticada en su sector industrial y, como se mencionó anteriormente, elevar el nivel de mecanización en su agricultura. sector. También hubo innumerables avances tecnológicos en la fabricación de acero, la construcción de otras industrias pesadas como maquinaria y equipo para industrias ligeras y para la agricultura, la industria química, el transporte (ferrocarril, construcción naval, aeroespacial) y telecomunicaciones. Tras establecerse el sistema comunal, las comunas y el gobierno central establecieron hasta 40,000 estaciones de expansión y mejora tecnológica agrícola6. La red de estas estaciones de investigación y experimentación cubrió toda el área rural y mejoraron enormemente el nivel de tecnología para producción agrícola mejorando las variedades de semillas, controlando las enfermedades de las plantas y mejorando las condiciones del suelo para aumentar la producción. (Weins, 1978).

A mediados de los años 60, junto con el crecimiento de la producción agrícola, las brigadas de producción y las comunas del campo establecieron industrias de pequeña escala. Estas pequeñas industrias no solo proporcionaban suministros y servicios a la producción agrícola cada vez más mecanizada, sino que también producían bienes industriales ligeros, como fertilizantes para la agricultura y cementos para la construcción, así como bienes de consumo para los residentes rurales. Además, estas industrias emplearon a miembros de la comuna y elevaron el nivel de conocimientos técnicos en el campo de China. Las industrias rurales en pequeña escala a menudo no utilizan la tecnología más avanzada, pero sirven bien al sector agrícola cada vez más modernizado al utilizar el nivel de tecnología disponible para ellas. Este fue un buen ejemplo de la estrategia de desarrollo de “Caminar sobre dos piernas”.

Un modelo basado en la autosuficiencia había hecho posible que China desarrollara su economía durante la transición socialista, mejorara la vida de su pueblo y consolidara la alianza entre trabajadores y campesinos. Sin embargo, debe quedar claro que China recibió ayuda financiera y asistencia tecnológica de la ex Unión Soviética en la década de 1950. La ayuda de la ex Unión Soviética, otorgada con el espíritu de ayudar a otro estado socialista, tuvo un impacto muy positivo en el desarrollo de la industria pesada de China. Sin embargo, la Unión Soviética retiró todo su personal técnico y dejó muchos proyectos sin terminar en 1960 después de que el Partido Comunista Chino criticara al Partido Comunista de la Unión Soviética en su camino revisionista tomado después de su 20° Congreso en 1956. La Unión Soviética también exigió de inmediato pago de toda la deuda7. China también aprendió de esta experiencia la importancia de la autosuficiencia.

También es necesario señalar que el desarrollo autosuficiente no significa que un país tenga que depender totalmente de sí mismo sin comerciar con otras naciones. China siempre ha mantenido que acoge con satisfacción el comercio siempre que beneficie a ambos interlocutores comerciales y se lleve a cabo sobre la base de un trato igual. Sin embargo, durante muchos años China no pudo comerciar con muchos países porque Estados Unidos había impuesto un embargo comercial a China.

Bajo el modelo de autosuficiencia, China sí importó tecnología de países capitalistas avanzados. En un artículo escrito por Alexander Eckstein, quien era un experto en la economía socialista de China, dijo: “Las importaciones de plantas completas de Japón, Europa Occidental y, hasta cierto punto, Estados Unidos están haciendo una contribución importante a la expansión de la capacidad de producción en las industrias de fertilizantes químicos, petroquímica y siderúrgica, así como en la generación de energía y la aviación comercial, en la década de 1970”. (Eckstein, 107). China se benefició de las importaciones de tecnología seleccionada, porque pudo utilizarla para mejorar la suya propia. Durante ese tiempo, después de que se importó y construyó un diseño de planta completo, China pudo construir una copia de la planta en un tiempo bastante corto.

John G. Gurley, otro experto en economía china, dijo: “En la década de 1960, China compró cuatro plantas completas de fertilizantes nitrogenados de los Países Bajos, Gran Bretaña e Italia, que se instalaron en 1966. Comenzó a construir sus propias plantas de fertilizantes en 1964, y en esa época se fijó la meta de una planta a gran escala para cada uno de los 180-190 distritos del país y una planta más pequeña para cada uno de los más de dos mil condados. De hecho, gran parte del aumento de la producción de fertilizantes químicos en la década de 1960 provino de las plantas de mediana y pequeña escala que se construyeron en todo el campo durante la década”. Continuó diciendo que China también seguía importando fertilizantes del extranjero. (Gurley, 249) Las plantas en pequeña escala que Gurley indicó aquí eran las que eran propiedad de las comunas y las brigadas de producción y operadas por ellas.

Satisfacer las necesidades humanas como fin.

Este objetivo del desarrollo socialista es aumentar la producción para atender las necesidades básicas de las personas y elevar su nivel de vida. Por lo tanto, se hace todo lo posible para garantizar que se satisfagan primero las necesidades más urgentes. El sentido común dicta que las personas deben tener suficientes alimentos que proporcionen los nutrientes adecuados para garantizar una buena salud, agua limpia para beber, un refugio adecuado, atención médica básica para su salud y educación básica. Este objetivo es diametralmente opuesto al objetivo del desarrollo capitalista, que es aumentar la acumulación de capital. Cuando la satisfacción de las necesidades humanas es el objetivo del desarrollo, vemos las cosas bajo una luz completamente diferente. La inversión en la industria del acero se realiza para desarrollar la capacidad de producir maquinaria y equipo para industrias ligeras, con el fin de producir bienes de consumo y servicios para satisfacer las necesidades de las personas. O bien, la inversión en acero también puede proporcionar la materia prima para la maquinaria agrícola que hace que el trabajo agrícola sea menos intensivo para los campesinos.

Por el contrario, en la inmensa mayoría de los países menos desarrollados de hoy, la inversión en acero debe compararse con otros tipos de inversión, dependiendo de sus tasas de rendimiento. Las tasas de rendimiento de los diferentes tipos de inversión dependen en gran medida del mercado de exportación de los productos. A principios del siglo XXI, muchos países menos desarrollados, que habían invertido en acero, intentaron exportar su acero solo para descubrir que el precio en el mercado internacional había caído drásticamente. Ante una sobreoferta mundial de acero y precios más bajos del acero, Estados Unidos protegió su mercado interno estableciendo medidas antidumping para bloquear las importaciones de acero. El acero es solo uno de los muchos productos exportados por países menos desarrollados que han sufrido la caída de precios y los efectos del creciente proteccionismo de los países imperialistas.

Como se mencionó anteriormente, en las «Sobre diez grandes relaciones» de Mao, él demostró la relación dialéctica entre el desarrollo en la agricultura y el desarrollo en la industria pesada y ligera. Además del equilibrio entre el sector agrícola y los sectores industriales, el desarrollo socialista de China colocó el equilibrio entre la ciudad y el campo como una de sus principales prioridades. El equilibrio entre agricultura e industria, por supuesto, es la clave del equilibrio entre la ciudad y el campo. Además, como se mencionó anteriormente, en la década de 1960 con el crecimiento de la producción agrícola, el campo de China comenzó a industrializarse cuando las brigadas de producción y las comunas establecieron industrias en pequeña escala. Estas pequeñas industrias no utilizaban tecnología avanzada, pero proporcionaban una función vital para la modernización de la producción agrícola. Producían tractores y otra maquinaria agrícola, además de prestar servicios de reparación y mantenimiento. Producían fertilizantes químicos para la agricultura y cemento para la construcción. También producían bienes industriales ligeros para los residentes rurales. (Perkins, 1977, 121).

En la década de 1970, en la mayoría de las zonas rurales, los campesinos se dedicaban a trabajos productivos durante todo el año en la producción agrícola y / o en la construcción de infraestructura, y / o se convertían en trabajadores de industrias. El equilibrio entre la ciudad y el campo fue más allá de un ingreso más equitativo entre la ciudad y el campo. Mao hizo hincapié en que, en el campo, la educación y las actividades culturales en general debían elevarse para poder reducir la brecha entre la vida en el campo y la ciudad. Después de que se estableció el sistema de comunas en 1958, la educación primaria y secundaria se extendió rápidamente y, a fines de la década de 1970, la mayoría de las brigadas de producción tenían sus propias escuelas primarias, la mayoría de las comunas tenían escuelas secundarias y la mayoría de los condados tenían escuelas secundarias. Además, los servicios de salud en el campo mejoraron tanto en accesibilidad como en calidad. La mejora en salud y educación fue especialmente significativa después de la Revolución Cultural. El personal médico de las ciudades llegó para realizar programas de capacitación para mejorar la calidad de los servicios de salud. La red de médicos descalzos en el campo llegó a los miembros de los equipos de producción e hizo que la atención médica básica fuera ampliamente accesible.

Con la excepción de algunas comunas muy pobres, la vida de la mayoría de las personas en las zonas rurales de China mejoró enormemente. Cada miembro del equipo de producción recibió una cuota de grano8 de su equipo de producción, incluso si era demasiado joven, demasiado mayor o demasiado enfermo para trabajar. Además de los granos alimenticios, los equipos también reservan fondos de asistencia social de sus ingresos para brindar atención médica y educación a bajo costo para sus miembros9. Los fondos de asistencia social también cubrieron los principales gastos de las familias necesitadas10. Además, el Estado asignó fondos para pagar la educación (sueldos de los maestros y construcción de escuelas) en las zonas rurales, así como la formación de maestros y personal de salud que trabaja en el campo.

A los trabajadores de las fábricas estatales se les pagaba salarios bajos, pero solo tenían que pagar unos pocos RMB por su vivienda y servicios públicos. También tenían atención médica gratuita y solo debían pagar una pequeña tarifa por la cobertura de sus familias11. La comida en las cafeterías de las fábricas era barata y pagaban precios bajos para comprar alimentos, ropa y otros suministros racionados. El cuidado y la educación de sus hijos eran prácticamente gratuitos12. Podían ahorrar una pequeña cantidad cada mes y usar sus ahorros a lo largo del tiempo para comprar radios, bicicletas, máquinas de coser, relojes, cámaras y artículos que se consideraban artículos de semi-lujo. Cuando se jubilaron (hombres a los 60 y mujeres a los 55), su pensión mensual equivalía al 80% de su salario anterior con prestaciones médicas completas y de otro tipo. Durante el período del desarrollo socialista, las vidas de los trabajadores mejoraron enormemente. Sobre todo, sus vidas estaban seguras y no tenían preocupaciones de ser despedidos o no poder cubrir sus gastos de subsistencia.

Al mismo tiempo que mejoraba la dieta de las personas, China avanzaba rápidamente en otras áreas que mejoraron la salud de las personas. En solo una década y media después de la revolución, China pudo erradicar la mayoría de las enfermedades infecciosas que habían asolado a su población durante siglos, como el cólera, la difteria, la tuberculosis, la esquistosomiasis (fiebre del caracol), la fiebre tifoidea, la viruela y muchas otras. Antes de la revolución, los brotes de estas enfermedades y la desnutrición habían sido las principales razones de la alta tasa de mortalidad de China. Durante la década de 1930, la tasa bruta de mortalidad de China fue de 27 por 1.000, y la tasa de mortalidad infantil fue de 156 por 1.000 nacimientos para el país en su conjunto, y posiblemente llegó a 200 por 1.000 para la población campesina. Aproximadamente un tercio de todos los niños morían antes de los cinco años. Para la población campesina, la esperanza de vida al nacer era inferior a los treinta. (Perkins y Yusuf, 133-134). Este tipo de estadísticas sombrías no son sorprendentes, considerando que en 1949 solo existía una cama de hospital por cada 24,000 residentes rurales (Oficina de Estadísticas de China, Estadísticas importantes sobre la agricultura de China, 1983, 13 y 92). y no había medicina preventiva de la que hablar. China ha sido conocida como el «hombre enfermo de Asia», por no hacer mención de las mujeres y los niños enfermos.

Las enfermedades infecciosas se erradicaron apoyándose en las masas. Unidades médicas móviles recorrieron el campo y las ciudades explicando la naturaleza de estas enfermedades a las personas y las persuadieron de que cambiaran sus condiciones sanitarias y hábitos de higiene personal para prevenirlas. Se iniciaron muchas campañas masivas para erradicar diferentes enfermedades, junto con campañas masivas para matar moscas, mosquitos y otros portadores de enfermedades. La participación entusiasta de la gente en estas campañas mostró cómo querían estar a cargo de cambiar sus propias condiciones. A fines de la década de 1970, incluso el Banco Mundial informó que a pesar del bajo PNB per cápita de China, su tasa de mortalidad había caído al nivel de los países desarrollados. La tasa de mortalidad bruta de China descendió de 27 por 1.000 en el decenio de 1930 a 6 por 1.000 en 1979, y durante el mismo período su tasa de mortalidad infantil descendió de 156 por 1.000 nacimientos a 56. La esperanza de vida al nacer se duplicó en una generación. (Perkins y Yusuf, 133-134; y Sidel y Sidel, 92-93) China también obtuvo resultados mucho mejores que casi todos los países menos desarrollados en cuanto a elevar el porcentaje de niños matriculados en la escuela primaria al 93% del grupo etario. (Sidel y Sidel, 92-93). China pudo lograrlo porque dedicó muchos recursos a hacer de la satisfacción de las necesidades humanas el objetivo de su desarrollo. China ya no era el «hombre enfermo de Asia».

En contraste, cuando el Programa de Ajuste Estructural se impuso a países muy endeudados durante las últimas décadas, estos países debieron recortar el gasto público. Las primeras cuestiones en recortarse son generalmente los subsidios alimentarios y la atención médica para los pobres, que por lo general ya son demasiado bajos para brindar una protección significativa. En un informe de la radio pública nacional de Estados Unidos, Michael Kremer, profesor de economía en Harvard, dijo que, en algunas partes de África, el 90 por ciento de los niños son portadores de parásitos intestinales que pueden tratarse fácilmente con medicamentos que cuestan alrededor de un dólar al año. El informe agregó que todavía muchos países no pueden pagar el medicamento. En el mismo informe, Ronald Bayer de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Columbia, dijo que las enfermedades diarreicas y la tuberculosis matan a más de dos millones de personas al año, la malaria a más de un millón y el sarampión a casi un millón, todas enfermedades curables y/o prevenible con vacunación. Sin embargo, estos profesores de prestigiosas universidades estadounidenses son incapaces de comprender realmente el devastador problema de salud que enfrentan los pobres en los países pobres en la actualidad. Unos pocos millones de dólares no curarán los males de las personas cuando carecen de agua potable, nutrición adecuada y cuando viven en viviendas precarias. En el mundo del imperialismo, un país pobre dependiente debe renunciar a su prioridad de satisfacer incluso las necesidades más básicas y urgentes de un gran número de su población. Los males que sufren los pobres van mucho más allá de los x millones de dólares donados por personas bondadosas de los países ricos. Estos males están profundamente arraigados en la explotación sistemática que sufren bajo el imperialismo.

Otro problema que causó un gran daño a la gente en muchos países asiáticos se hizo evidente durante y después de la crisis del capitalismo internacional en Asia en 1997. Los países abrieron sus economías luego de varias rondas de reuniones en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), y aquellos en altos cargos gubernamentales dieron todo su apoyo al desarrollo de las industrias exportadoras. La creación de un exceso de capacidad no es nada nuevo y siempre ha sido un subproducto del capitalismo. El exceso de capacidad de la era de la Gran Depresión destruido por la Segunda Guerra Mundial sólo para reaparecer a principios de la década de 1970 se intensificó en las décadas de 1980 y 1990, y ha durado hasta el nuevo siglo. Para resolver el problema del exceso de capacidad y la falta de nuevas oportunidades de inversión, el capital monopolista con la ayuda de las instituciones financieras y comerciales internacionales ha podido trasladar el costo del exceso de capacidad a los países menos desarrollados. Antes, durante y desde la crisis de 1997, los habitantes de muchos países del sudeste asiático han soportado la doble carga de pagar los intereses de la deuda externa prestada para construir instalaciones de exportación y el costo de destruir estas instalaciones como exceso de capacidad. Ahora, con la actual crisis económica, el problema, por supuesto, se ha agravado cada vez más. Había demasiados pares de zapatos, camisas, componentes de computadora y artículos para el hogar que no tenían adónde ir o que solo podían exportarse y venderse a precios muy por debajo de los costos de producción. Al mismo tiempo, muchas personas en estos países pasaban hambre porque había muy poca comida disponible a precios que la gente podía pagar. Si bien la población de los países del sudeste asiático aún no se ha recuperado de la crisis de 1997, el problema de la creación de capacidad excesiva se ha trasladado a China desde principios de la década de 1990 hasta la actual crisis económica. Este es un ejemplo claro que demuestra que cuando las personas en los países menos desarrollados no tienen control sobre sus destinos políticos y económicos, los recursos de un país pueden trasladarse de satisfacer sus necesidades a construir instalaciones de exportación, que inevitablemente quedarán en barbecho y es posible que nunca se vuelvan a utilizar.

A mediados de la década de 1970, el Departamento de Economía del Desarrollo del Banco Mundial encargó a Thomas G. Rawski que investigara y escribiera sobre el desarrollo de China. Su libro, Economic Growth and Employment in China, publicado en 1979, fue una actualización de su informe del Banco Mundial de 1977. El libro de Rawski proporcionó una gran cantidad de información y análisis sobre el desarrollo de China. En su introducción da este resumen:

Los cambios cualitativos se documentan con menos facilidad, pero han tenido la misma importancia. China ha logrado grandes avances en la provisión de alimentos, refugio, atención médica y otras necesidades básicas adecuadas a toda su población, incluidos los grupos de ingresos más bajos. El dominio de la tecnología moderna se ha extendido rápidamente a una amplia gama de industrias manufactureras y disciplinas científicas. Una nación que hasta 1957 no podía fabricar tractores, plantas de energía o relojes de pulsera, ahora produce computadoras, satélites terrestres, anticonceptivos orales y armas nucleares. Las habilidades técnicas necesarias para el desarrollo industrial ya no se limitan a unos pocos enclaves urbanos aislados. La difusión de la electrificación rural, la industria local, la capacitación técnica y las publicaciones ha llevado la ciencia y la tecnología modernas a la puerta de la mayoría de los 200 millones de hogares de China. La participación casi universal de los jóvenes chinos en la educación primaria y la rápida expansión de la educación secundaria aseguran que la difusión del conocimiento seguirá ampliándose y profundizándose. (Rawski, 6)

Fragmento de la introducción a «Economic Growth and Employment in China» de Thomas G. Rawski. 1979.

China pudo lograr el desarrollo económico durante el período socialista para mejorar enormemente el bienestar de las personas al garantizar las necesidades básicas de las personas y luego mejorar aún más sus niveles de vida, incluida la salud y la educación. China construyó sus industrias, transportes y comunicaciones y modernizó su agricultura en un breve lapso de veinte años. China logró su desarrollo económico movilizando sus propios recursos y construyendo un sistema de tecnología independiente.

II. El desarrollo socialista de China bajo el liderazgo proletario basado en una fuerte alianza entre trabajadores y campesinos.

La sección anterior mostró el significado y la importancia de cada uno de los dos componentes fundamentales del desarrollo socialista. La pregunta que queda es por qué el desarrollo económico con estos componentes tiene que ser socialista. En otras palabras, ¿por qué ser socialista es esencial para lograr un desarrollo autosuficiente con el objetivo de satisfacer las necesidades de las personas? Además, ¿cómo persiguió China el desarrollo socialista política, económica y socialmente?

Económicamente, el desarrollo socialista debe incluir la propiedad pública de los medios de producción y la planificación económica. Sin embargo, la propiedad estatal y la planificación económica son solo requisitos previos para el desarrollo socialista. La experiencia de China ha demostrado que es de suma importancia políticamente que el Estado esté bajo un liderazgo proletario y se base en una fuerte alianza entre trabajadores y campesinos. Además, el desarrollo socialista tiene que ser coherente con los valores socialistas, que son exactamente los opuestos de los valores capitalistas.

Primero: Liderazgo proletario basado en la alianza trabajador – campesino.

Eliminación progresiva de la producción de mercancías.

Según la experiencia de China, solo cuando el Estado estaba bajo el liderazgo proletario era posible implementar políticas destinadas a eliminar gradualmente la producción de mercancías. En el proceso de eliminación progresiva de la producción mercantil, el objetivo de la producción deja de ser la obtención de beneficios, solo entonces el objetivo puede cambiarse para satisfacer las necesidades de las personas. En China esto fue posible cuando la propiedad de las empresas industriales se transfirió al Estado en 1956 y la colectivización de la agricultura se completó en 1958. Solo entonces se estableció el objetivo de producción para satisfacer las necesidades de la abrumadora mayoría de personas. Los planificadores económicos fijaron precios bajos para las necesidades básicas para que los trabajadores y campesinos pudieran permitirse comprarlas. Por otro lado, con el fin de conservar los recursos, se fijaron altos precios de algunos bienes “semi-lujosos”. Por ejemplo, la gente tuvo que ahorrar varios meses para poder comprar un reloj, un artículo “semi-lujoso” de alto precio. Dado que la «ganancia» o la «pérdida» de cada empresa era el resultado de la política de precios, no reflejaban ni se utilizaban para juzgar el desempeño de la empresa. Cada empresa era propiedad del Estado y no se consideraba una unidad contable individual separada. El Estado simplemente transfirió las «ganancias» de las empresas que fabricaban bienes de alto precio a empresas que fabricaban artículos de primera necesidad para el consumo a bajo precio o maquinaria y equipo agrícola que se vendían a las comunas a precios bajos. Este es el verdadero significado de una empresa de propiedad estatal. En ningún momento una empresa pudo usar la excusa de perder dinero para despedir trabajadores, porque los fondos salariales (incluidos los beneficios) provenían directamente del Estado de acuerdo con el número de trabajadores y sus escalas salariales más los beneficios para esa empresa en particular.

Cuando las empresas estatales dejaron de utilizar la obtención de beneficios como objetivo de la producción, la planificación económica pudo asignar recursos de acuerdo con el valor de uso de diferentes productos. Solo entonces se dejaría de considerar los salarios de los trabajadores como un gasto (costo), que tenían que cubrir con sus ingresos. El Estado garantizaba el empleo permanente para los trabajadores de las empresas estatales, cuando asignaba directamente los salarios y beneficios de los trabajadores en forma de fondo salarial a cada empresa. La empresa estatal no podía utilizar la falta de ingresos como excusa para despedir trabajadores. Esa era una condición necesaria para eliminar gradualmente la fuerza de trabajo como mercancía. Además, desde la Revolución Cultural hasta el inicio de la Reforma capitalista, los trabajadores de las empresas estatales de China aumentaron su participación en la gestión, mientras que los directivos se dedicaron más a la producción directa. La fuerza de trabajo estaba en proceso de ser eliminada gradualmente como una mercancía cuando los trabajadores ganaban más poder de decisión en las empresas en las que trabajaban. (Ver Bettelheim.)

En el campo de China durante el período socialista, los miembros de la comuna producían cereales no principalmente para la venta. La mayor parte del grano que producían se distribuía a los miembros como grano de cuota y el resto se vendía al Estado o se utilizaba para pagar impuestos al Estado. Lo mismo ocurría con otros productos agrícolas. Dentro de las comunas, el equipo de producción era la unidad de contabilidad y cada equipo reservaba un fondo de acumulación para inversión y un fondo de bienestar para atención médica, educación y familias necesitadas del efectivo que recibía. Luego, el equipo distribuía el dinero restante a los miembros del equipo de acuerdo con la cantidad de puntos de trabajo que obtuvieron. Los miembros del equipo utilizaban sus ingresos en efectivo para comprar los bienes de consumo que necesitaban. Por lo tanto, la forma en que la producción y distribución en el sistema de la comuna se estableció no con el propósito de obtener ganancias sino para satisfacer las necesidades básicas de los miembros de la comuna.

La experiencia de China muestra que, durante el período de transición socialista, el objetivo tendría que ser eliminar gradualmente la producción mercantil. Cuando los cereales, otros alimentos, la atención médica y otras necesidades de la vida, así como la fuerza de trabajo, han perdido sus principales características de mercancías, estos productos pueden producirse de acuerdo con su valor de uso para satisfacer las necesidades de las personas.

Para la mayoría de los países menos desarrollados que han perseguido el desarrollo capitalista, los productos agrícolas y otras necesidades de la vida son mercancías que se venden con fines de lucro. Un gran número de personas pasan hambre porque no tienen dinero para comprar alimentos. Cuando muchos campesinos nunca tuvieron su propia tierra o perdieron su tierra cuando la tierra se consolidó en grandes granjas comerciales para producir cultivos de exportación, o se apropió para ser utilizada para otras actividades con fines de lucro, se vieron obligados a vender su fuerza de trabajo como una mercancía con el fin de sobrevivir. Sin embargo, las grandes granjas comerciales mecanizadas no requieren muchos trabajadores para operar, y las pocas personas que contratan solo pueden ganar salarios bajos. Por lo tanto, estos antiguos campesinos pierden sus medios para ganarse la vida o se les paga salarios demasiado bajos para comprar los mismos productos que, realmente, ellos producen.

Además, si el desarrollo de un país depende del financiamiento externo, está, por lo tanto, endeudado con el capital internacional y/o las instituciones financieras internacionales, entonces este país está obligado a exportar sus productos agrícolas y/o manufactureros para obtener las divisas necesarias para el pago de dichos intereses. En este caso, los alimentos y otras necesidades de la vida son mercancías en el mercado internacional y se venden a quien tiene el poder adquisitivo.

Por ejemplo, Brasil es el mayor exportador de soja, una fuente importante de proteínas, al mismo tiempo que muchos niños brasileños están desnutridos. La mayor parte de la soja que Brasil exporta a los países desarrollados se utiliza en la alimentación animal. Lo mismo ocurre con los numerosos productos agrícolas que exportan cada año los países menos desarrollados. La gran cantidad de frutas tropicales exportadas por Filipinas privó a los trabajadores y campesinos de utilizar la tierra y otros recursos de su propio país para producir alimentos para satisfacer sus propias necesidades. Según el informe del proyecto de Oxfam, desde que las exportaciones de pescado y marisco de Chile despegaron a principios de la década de 1970, el consumo per cápita de proteína animal en ese país a fines de la década de 1980 cayó entre un 15% y un 25% y la ingesta calórica entre un 10% y un 22%. El consumo per cápita de pescado y marisco de los chilenos cayó de 6,3 kg en 1973 a 4,4 kg en 1986. (Coote, 144) Los pescadores que capturan pescado y los trabajadores que procesan pescado son demasiado pobres para comprar suficiente pescado para su propio consumo. Sin embargo, una gran cantidad de pescado chileno exportado se muele en harina de pescado para alimentos para mascotas y animales en los países desarrollados.

Dificultades encontradas en la eliminación progresiva de la producción mercantil.

Durante la transición socialista, siempre hay una lucha continua para alejarse de la producción de mercancías. La producción de mercancías tiene que obedecer la ley del valor, lo que significa que todo lo que se produce debe generar el mayor valor de cambio posible para obtener ganancias. Sin embargo, durante la transición socialista, en muchos casos, la producción de mercancías debe continuar. El desafío es cómo restringirlo para que no se apodere de todas las esferas de la producción. Según Mao, durante la transición socialista, en lugar de seguir ciegamente la ley del valor (produciendo el mayor valor de cambio), el Estado podría aprovechar la ley del valor. Mao usó el ejemplo de la producción porcina para ilustrar su punto. Dijo que la producción de carne de cerdo en China todavía tenía características como mercancía porque los campesinos producían carne de cerdo principalmente para la venta13. Sin embargo, la cantidad de carne de cerdo producida ya no estaba regulada por la demanda y la oferta de carne de cerdo. Más bien, el Estado decidió la cantidad de carne de cerdo necesaria de acuerdo con el plan económico. Sin embargo, para que la gente de las ciudades pudiera comer carne de cerdo, los campesinos tenían que criar una cierta cantidad de cerdos cada año. Cuando el Estado fijaba el precio que pagaba a los campesinos por los cerdos y el precio del pienso que vendía a los campesinos, tenía que ajustar los precios de ambos para que valiera la pena que los campesinos criaran cerdos. Si el precio de los cerdos fuera demasiado bajo y/o el precio del alimento fuera demasiado alto, los campesinos simplemente se negarían a criar cerdos (Mao, 1967, 117).

El ejemplo de la producción de carne de cerdo ilustra la dificultad de eliminar gradualmente la producción de mercancías, cuando la carne de cerdo es producida por el sector colectivo para la venta, conserva sus características como mercancía. Esto no cambiaría hasta que la producción agrícola pudiera transformarse completamente en propiedad estatal, y eso solo sería posible cuando las fuerzas productivas pudieran desarrollarse más. Antes de que se alcance esa etapa, la ley del valor debe ser hábilmente utilizada y regulada como se hizo en China durante el período socialista. Sin embargo, esto no significa que China siempre pudo resolver la contradicción de cómo desarrollar y al mismo tiempo restringir la producción mercantil. Cómo llevar a cabo realmente estas políticas requiere habilidades y experiencias. El factor determinante del rumbo de la transición en el caso de China fue la dirección proletaria basada en la alianza obreros-campesinos.

En el sector de propiedad estatal existía el mismo desafío; sin embargo, aquí el Estado tenía mucha más libertad para asignar los recursos de acuerdo con el plan económico. Por ejemplo, cuando China hizo de la mecanización de la agricultura una de sus prioridades de desarrollo, el Estado pudo vender maquinaria y equipo al sector agrícola a «precios» por debajo de los «costos» de producción. (De hecho, tanto el “precio” como el “costo” se desvían de los cálculos utilizados en una empresa capitalista.) Otro ejemplo es cuando el Estado transfirió tecnología a nivel nacional desde un área más desarrollada de la costa este a áreas menos desarrolladas del oeste. Cuando China decidió industrializar las provincias occidentales para lograr un desarrollo geográfico más uniforme, el Estado reubicó maquinaria y equipo, así como ingenieros y trabajadores de las fábricas tecnológicamente más avanzadas en áreas como Shanghai y el noreste a las fábricas recién construidas en el oeste. China fue capaz de dispersar la tecnología para un desarrollo más rápido y uniforme en todo el país, descrito por el dicho: «una gallina vieja poniendo huevos por todas partes». Este tipo de transferencia de tecnología solo se puede realizar cuando cada empresa no es una unidad contable separada con el objetivo de maximizar sus propios beneficios.

Por lo tanto, fue un paso importante cuando la Unión Soviética pasó por su reforma revisionista y cuando China inició su reforma capitalista de 1979. Uno de los primeros puntos de la agenda de la reforma fue convertir a cada empresa en una entidad separada, que sería responsable de sus propias pérdidas y ganancias. Cuando cada empresa se convirtió en una unidad contable individual y se le encargó la responsabilidad de maximizar los beneficios, el carácter socialista de las empresas estatales ya se había perdido.

Otra dificultad que encontró China durante el período socialista fue la eliminación gradual de la fuerza de trabajo como mercancía. Como se explicó anteriormente, los trabajadores de las empresas de propiedad estatal ya no eran mano de obra asalariada para ser contratados y despedidos por la dirección. La situación laboral permanente de los trabajadores en las empresas estatales era una condición necesaria para eliminar gradualmente la fuerza de trabajo como mercancía. Sin embargo, aquellos en el Partido Comunista que se oponían al socialismo se esforzaron mucho por reemplazar a los trabajadores con estatus de empleo permanente en las empresas estatales por trabajadores contratados y trabajadores temporales. Como escribimos mi coautor y yo en “Reforma laboral – Mao vs. Liu – Deng”, Liu Shaoqi hizo varios intentos serios de instituir el sistema de trabajo por contrato a partir de la década de 1950. A principios de la década de 1960, Liu logró que las empresas estatales adoptaran un «sistema de dos vías» para que estas empresas pudieran emplear tanto a trabajadores permanentes como a trabajadores temporales. Luego, en 1965, justo antes de la Revolución Cultural, el Consejo de Estado llegó a anunciar un nuevo reglamento sobre el empleo de trabajadores temporales. Sólo después de la Revolución Cultural se restableció nuevamente la situación laboral permanente de los trabajadores estatales. (Hsu y Ching, 1995). Durante el período de transición en China, la dirección de la transición, hacia el socialismo o hacia el capitalismo, fue una lucha constante entre esas clases.

Valor socialista versus valor capitalista.

El modelo de desarrollo de China de 1949 a 1976 se llevó a cabo de acuerdo con los valores socialistas. En otras palabras, se hizo que el valor socialista fuera una parte inherente del desarrollo en este período. Uno de los valores socialistas más importantes es el compromiso de poner fin a toda explotación, lo que significa que el desarrollo debe avanzar hacia un futuro en el que las personas reciban todos los frutos de su trabajo. Mientras tanto, durante la transición socialista, la distribución debe hacerse de acuerdo con el trabajo que se aporta en lugar de la cantidad de capital que se posee.

Sin embargo, el valor socialista de poner fin a la explotación tiene que basarse en la base económica socialista. En otras palabras, los medios de producción deben cambiarse de propiedad privada a pública. En China, el Estado nacionalizó todas las industrias en 1956 y desde entonces hasta 1979, los trabajadores ganaron ocho grados diferentes de salarios basados ​​en habilidades y antigüedad. El sistema salarial de ocho grados se aplicó a nivel nacional y solo se ajustó ligeramente de acuerdo con las diferencias en los costos de vida entre ciudades. Entre 1956, cuando el Estado nacionalizó las industrias y la Revolución Cultural, los antiguos capitalistas aún recibían algunos dividendos fijos de las empresas que tenían. Después de la Revolución Cultural se detuvo el pago de los mismos14.

Durante las primeras etapas de la transición socialista todavía existen diferencias en los salarios, porque todavía existen diferentes tipos de trabajo. Sin embargo, se deben hacer todos los esfuerzos para lograr la igualdad. Durante su transición socialista, China hizo grandes avances, aunque con mucha resistencia de su élite intelectual, en la reforma de su sistema educativo para que los trabajadores y campesinos pudieran tener las mismas oportunidades para todos los niveles de educación.

El valor socialista de construir una nación a través de la dependencia de las masas es opuesto al valor capitalista de depender de un pequeño número de élites. Además, bajo el capitalismo, los capitalistas dependen alternativamente de zanahorias y palos [recompensa y castigo] para que la gente trabaje. Bajo el socialismo, es la conciencia política de los trabajadores la que libera la gran energía necesaria para desarrollar un país. China pudo desarrollarse rápidamente porque la gente creía que estaba a cargo de su propio destino y que era parte de la visión más amplia de construir una nueva sociedad. Fue precisamente este tipo de espíritu y visión lo que motivó a los campesinos de Dazhai a superar las adversidades naturales más severas para construir una base agrícola sustentable a largo plazo15. Con el mismo espíritu, los trabajadores de las empresas estatales rechazaron los incentivos materiales, como el pago de bonificaciones y salarios a destajo, como incentivo para el trabajo duro.

Otro valor socialista importante es la cooperación, en oposición al valor capitalista de la competencia. El ejemplo anterior de transferencias de tecnología demuestra la importancia de la cooperación. Si bien el Estado tenía el poder de reubicar recursos y personas de áreas más a menos desarrolladas, la transferencia de tecnología no podría haber tenido lugar si la gente no hubiera estado dispuesta a ir. Bajo el desarrollo capitalista, la dirección de la migración sería todo lo contrario. Las personas se mudarían a lugares donde podrían tener más posibilidades de avanzar. Dado que Estados Unidos brinda la mejor oportunidad para la élite, tiene una concentración de capacidad intelectual de personas provenientes de todo el mundo. Otro ejemplo mencionado anteriormente es el uso simultáneo de diferentes niveles de tecnología, o la estrategia «Caminar sobre dos piernas«. La tecnología atrasada de bajo nivel junto con la tecnología avanzada se utilizó en China, cuando la maquinaria y el equipo viejos todavía podían producir productos útiles. Si, en lugar de la cooperación, prevaleciera la competencia, la tecnología más nueva y avanzada expulsaría a la tecnología antigua y atrasada. Esto es exactamente lo que le ha sucedido a la industria textil en China en las últimas dos décadas.

Henry Ford II dijo una vez: «La obsolescencia es el sello distintivo del progreso». Es decir, la acumulación de capital depende de hacer obsoletos continuamente las máquinas y equipos útiles. La clave del proceso es la competencia. Andy Grove, presidente de Intel, dijo cuando Intel abrió sus nuevas instalaciones en Nuevo México para fabricar el nuevo chip Pentium 5, “Esto es lo que hacemos. Nos comemos a nuestros hijos y lo hacemos cada vez más rápido. Así es como mantenemos nuestro liderazgo” (Byster). La acumulación de capital depende de la constante eliminación de la tecnología existente. Por eso es tan importante que el capital monopolista internacional proteja sus derechos de propiedad intelectual e insiste en incluir el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) en las reglas y regulaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Las principales empresas multinacionales han podido utilizar su nueva tecnología protegida por la ley de patentes para poder monopolizarla y utilizarla para expulsar la tecnología más antigua en los países menos desarrollados mediante la competencia. Luego, antes de que expiren sus patentes, ya tienen nuevas tecnologías para reemplazarlas. Este comportamiento de producir solo para destruir, de comerse a los propios hijos y la falta total de respeto al trabajo (trabajo vivo y trabajo muerto almacenado en el equipo) y los recursos es la forma de mantener el control monopolístico sobre su liderazgo tecnológico, esencial para lograr un alto nivel de ganancias. Esto no solo está sucediendo en la industria informática, sino también en las industrias farmacéuticas, biotecnológicas y de otro tipo.

Dado que el socialismo representa el futuro sustentable de la humanidad, otro valor socialista importante es conservar y preservar. Por lo tanto, los valores socialistas dictan que valoramos todos los recursos de la tierra, así como los productos del trabajo, y los usamos con cuidado, a pesar de que estos recursos y productos tengan alguna etiqueta de precio adjunta. Cuando China cambió la producción en el sector estatal de la producción de productos básicos para que las empresas estatales individuales pudieran alejarse del afán de lucro, utilizó un conjunto diferente de estándares para juzgar su desempeño. Cada empresa estatal fijó un objetivo de producción para el año en función de la cantidad y calidad de los productos elaborados, así como de los recursos conservados, en lugar de maximizar los beneficios16.

La acumulación de capital requiere una obsolescencia planificada, lo que exige un suministro abundante de recursos baratos. Por tanto, la producción capitalista debe resistir cualquier esfuerzo por conservar o preservar. El capital tiene que consumir todos los recursos disponibles ahora a una velocidad cada vez más rápida y continuar explorando sin descanso recursos más baratos. Por lo tanto, las personas en los países menos desarrollados sufren las consecuencias de que sus recursos naturales sean saqueados continuamente, y cuando más y más producción manufacturera se trasladan a estos países, las personas también sufren graves desastres ambientales que requieren varias generaciones futuras para limpiar. El desarrollo capitalista ha durado tanto tiempo porque el capital monopolista, con la ayuda de sus estados imperialistas, ha podido drenar los recursos de los países menos desarrollados y arrojarlos a la basura. No puede haber capitalismo sin imperialismo y viceversa. Por tanto, no podemos luchar contra el imperialismo sin luchar contra el capitalismo.

Es necesario enfatizar que los valores socialistas solo pueden alentarse y promoverse en una sociedad que persigue el socialismo. La gente aceptaría fácilmente los valores socialistas cuando se sienta parte de este gran esfuerzo de construir una sociedad mejor para todos, además de cuando la gente en general puede ver que los que están a cargo no están usando su poder para perseguir sus propios intereses.

La primera parte de este documento explica qué es el desarrollo socialista y por qué solo el desarrollo bajo el socialismo puede lograr la autosuficiencia y establecer la meta de satisfacer las necesidades de los pueblos. La segunda parte explicará cómo cuando la reforma de 1979 restauró y desarrolló el capitalismo, China pasó a depender de las finanzas externas y la tecnología importada y, posteriormente, el objetivo del desarrollo pasó de satisfacer las necesidades de la gente a la acumulación de capital. La segunda parte también explicará el apoyo político detrás del desarrollo capitalista y el impacto que el desarrollo capitalista ha tenido en la mayoría de la población china.

 Parte Dos: Reforma y Desarrollo Capitalista, 1979 – Presente

En la China postrevolucionaria no hubo discusión entre sus líderes que China necesitaba desarrollar su economía para pasar a ser una nación moderna fuertemente industrializada, así China nunca tendría que sufrir de nuevo la agresión y la humillación hecha por las potencias extranjeras durante los cien años previos. La pregunta giraba en torno a cómo China debería desarrollarse. Desde mediados de los años 50s, feroces argumentos y luchas sobre cómo China debería lograr el desarrollo económico para convertirse en una nación fuerte e independiente habían comenzado dentro del Partido Comunista. Había dos ideologías opuestas dentro del Partido en el curso del desarrollo de China. Mao Zedong y sus partidarios creían que el Partido Comunista de China estaba fundado en las bases del Marxismo-Leninismo y su objetivo era lograr primero el socialismo y luego el comunismo. El PCCh, como vanguardia del proletariado, lideró y llevó al triunfo la revolución con el apoyo de los trabajadores y campesinos mediante una fuerte alianza entre ellos. Por lo tanto, el desarrollo económico de China solo podría ser socialista. Mao y sus partidarios también creían que las masas, una vez liberados de su opresión podían librar su tremendo potencial y construir una China fuerte e independiente.  

En el lado opuesto estaba Liu Shao-qi y sus partidarios, incluyendo Deng Xiao Ping. Liu enérgicamente disentía en que el socialismo podría desarrollar las fuerzas productivas de China en la construcción de una economía fuerte. Liu y sus partidarios creían que las fuerzas productivas de China se desarrollarían mucho más rápido si adoptaban una estrategia de desarrollo capitalista. Una fuerte lucha política comenzó en mediados de los 50s cuando la economía China llegó a una encrucijada, y los líderes buscaron una dirección clara para avanzar hacia adelante. Mao ganó la lucha y se procedió a transformar la economía China mediante la propiedad estatal (y algunos colectivos urbanos) de los medios de producción en la industria y la propiedad colectiva de los medios de producción en la agricultura. En el proceso de construcción socialista, las relaciones entre clases en la nueva sociedad China fueron transformadas. Sin embargo, hasta que Liu murió, él nunca se rindió en su idea de desarrollar China a través de la senda capitalista, de esta forma la lucha de clases continuó después de transferir la propiedad al Estado y a las comunas. La lucha por el camino que iba a tomar China se volvió feroz durante la Revolución Cultural. Finalmente, después de la muerte de Mao en 1976, Deng Xiao-ping tuvo la oportunidad de llevar a cabo la Reforma capitalista en 1979.  

Deng Xiaoping alcanzó el poder luego de la muerte de Mao y oficialmente comenzó su Reforma una vez concluida La Tercera Sesión Plenaria del XI Congreso del PCCh en 1978. Mientras en ciertos círculos fuera de China los debates de la naturaleza (capitalista o socialista) de la reforma de Deng duraron un largo tiempo, la gran mayoría del pueblo en China reconoció las diferencias fundamentales en su sociedad antes y después de la Reforma de 1979. La Reforma capitalista atacó y continúa atacando los fundamentos del desarrollo socialista, y apuntó a cambiar las relaciones entre clases en la sociedad china disolviendo el liderazgo del proletariado y la fuerte alianza entre trabajadores y campesinos. La mayor parte del pueblo chino sabe que vivieron en dos sociedades fundamentalmente diferentes, porque ellos han experimentado y son muy conscientes de los cambios fundamentales en las relaciones de clase entre entonces y el ahora. La Reforma no habría podido proceder por el camino que tomó si no fuera por ese cambio fundamental.  

El programa de la Reforma de Deng consistió en “Gai-Ge” y “Kai-Fang”. Los dos componentes de la Reforma pueden ser literalmente traducidos a: Reforma y Apertura. Lo que significa que China estaba simultáneamente desarrollando capitalismo y abriendo su economía al mundo capitalista. Las reformas capitalistas locales de Deng, que están estrechamente relacionadas con la apertura de la economía China, consistió de varias partes que juntas formaron un plan bien integrado diseñado para deconstruir el sistema socialista construido durante los primeros 30 años de la República Popular. La Reforma capitalista apuntó fundamentalmente y sistemáticamente a cambiar las relaciones de producción mediante (1) la disolución de las comunas, rompiendo la alianza entre obreros y campesinos17; (2) desmantelando la propiedad estatal y colectiva de los medios de producción y convirtiéndolos en instituciones productoras de ganancias para luego privatizar la mayor parte de ellas; y (3) reforma laboral que convertiría la fuerza de trabajo en mercancía y los trabajadores en mano de obra asalariada, la que podía ser contratada y despedida a voluntad por los nuevos equipos de dirección de la fábrica. La Reforma abrió China y la conectó con el sistema capitalista internacional, reduciendo los aranceles de importación y eliminando las cuotas de importación para promover el comercio y otorgar un trato favorable para atraer inversiones de capital extranjero. El desarrollo de China hoy depende del capital extranjero, la tecnología importada y los mercados externos para sus exportaciones. 

Además, de acuerdo en deconstruir el socialismo y construir el capitalismo, los reformistas tuvieron que cambiar, también, la superestructura. Rescindieron de la Constitución, el derecho a huelga de los trabajadores y los derechos básicos de las masas18 que fueron obtenidos recientemente durante la Revolución Cultural. Movimientos de masas, que habían sido alentados y organizados por el gobierno como una forma de resolver sus problemas y contradicciones en sociedad desde los inicios de la nueva República, fueron prohibidos. Para demostrar que el nuevo régimen no tenía tolerancia por cualquier acción de base de las masas, reprimieron brutalmente las manifestaciones y protestas en muchas ciudades de China durante la primavera de 1989 abriendo fuego contra estudiantes desarmados y trabajadores en la Plaza de Tiananmén.  

I. Las Reformas locales que deconstruyeron el Desarrollo Socialista.

A nivel local, la reforma de Deng consta de las siguientes partes. 

Primero: Reforma económica que convirtió las empresas estatales en corporaciones productoras de ganancia y Reforma Laboral que creó el Ejército Industrial de Reserva.  

En China, después de 1979, se incorporaron nuevos equipos de administración en las empresas de “propiedad estatal” cargadas con la responsabilidad de producir ganancias para su propio emprendimiento. A la nueva administración le fue concedida la autoridad de contratar y despedir fuerza de trabajo, se convirtió una vez más en una mercancía. Antes de la reforma capitalista en el sector estatal, el nuevo régimen de China ya había disuelto el sistema comunal en el sector colectivo. Esto fue realizado para romper la alianza entre los trabajadores y los campesinos.  

La Reforma Laboral en las empresas estatales empezó en los tempranos 80s y su objetivo era convertir la fuerza de trabajo en una mercancía eliminando la situación laboral permanente (“rompiendo el bol de arroz de hierro”) en empresas “estatales” y quitando los derechos de los trabajadores, incluyendo su derecho a huelga19. Como parte de las Reformas Económicas de las Empresas Estatales, a la nueva administración industrial le fueron concedidas más y más autonomía para llevar adelante las fábricas, incluyendo el derecho de contratar y despedir trabajadores y reemplazar trabajadores permanentes con trabajadores temporales, como forma de maximizar las ganancias. 

A lo largo de la década de 1980, los trabajadores de las empresas “estatales” resistieron a los esfuerzos de los reformistas de cambiar su situación laboral permanente – pero su resistencia eventualmente falló. A principios de la década de 1990, la estructura del empleo de China experimentó cambios drásticos y profundos. La nueva administración en las empresas “estatales” se libró del estatus permanente de los trabajadores y despidió a un gran número de trabajadores. El porcentaje de trabajadores en esas empresas y en colectivos urbanos decayó del 84.3% en 1992 al 47,5% en 1999. Para 1999 se consideraba que solo el 56% de los trabajadores pertenecía a los sectores formales (“Estatal” y Privado) de la economía, mientras el resto (44%) estaba en el llamado sector informal. (Hu, Tabla 1) Este gran número de gente en el llamado sector informal fueron, de hecho, el ejército industrial de reserva, que resultó de la Reforma. Para 2005, el número de trabajadores empleados en las empresas estatales formales disminuyó aún más en otro 33%, de 99.88 millones en 1999 a solo 66.38 millones en 2005. (Bai Jing-fu).  

La Reforma Laboral y la Reforma Económica de Empresas Estatales iban de la mano. Mientras los trabajadores perdían su estatus de empleados permanentes, la administración ganó autoridad total en esas empresas. A principios de la década de 1990, la Reforma ya había transformado las llamadas empresas estatales en corporaciones con fines de lucro y disolvió muchos de los colectivos urbanos, la designación de “propiedad estatal” perdió su significado. Los trabajadores restantes en estas corporaciones con fines de lucro perdieron su estatus de empleo permanente y todo el poder de tomar decisiones que una vez tuvieron. Muchos de esos trabajadores sufrieron salarios más bajos, pérdida de beneficios y contrato y despido se convirtieron en voluntad de la dirección. En otras palabras, los trabajadores se convirtieron en mano de obra asalariada en el verdadero sentido del término y su empleo continuó basándose en la forma en la cual la gerencia elegía administrar la empresa.

De acuerdo a mi investigación, a medida que estos trabajadores son despedidos, buscan cualquiera sea el trabajo ocasional que puedan para mantenerse a sí mismos y a sus familias, y muchos de ellos viven con niveles de ingresos de subsistencia o por debajo de ello. Algunos de ellos trabajan como empleados temporales por unas pocas horas o algunos días seguidos. Trabajos temporales y ocasionales pagan debajo del salario de subsistencia en el sector formal, que por lo general representan menos de la mitad de los trabajadores regulares peor pagados en el sector formal. Los vendedores ambulantes de alimentos exitosos obtienen ingresos más altos, pero necesitan capital inicial y pueden tener que pagar un alquiler exorbitante por un espacio pequeño para hacer negocios. Ellos también toman grandes riesgos, y están a merced de la policía local o los políticos que buscan sobornos o chivos expiatorios.  

Encontré tasas muy altas de desempleo en algunas de las ciudades más importantes. Por ejemplo, las ciudades en el noreste, donde alguna vez estuvieron ubicadas las industrias pesadas de China, vi cómo las tasas de desempleo se dispararon debido al cierre de un gran número de industrias que anteriormente eran de propiedad estatal, y un gran número de trabajadores fueron despedidos permanente. En la ciudad nororiental de Shenyang, al menos la mitad de empresas formalmente estatales perdieron sus trabajos. La tasa de desempleo sigue siendo alta a día de hoy. Los habitantes de las ciudades en Henan, Sichuan, y Anhui y otras provincias de la China Central reportaron que más del 60% a 70% de los trabajadores en empresas industriales formalmente estatales fueron despedidos. Si contamos aquellos que trabajan en el sector informal como desempleados, las tasas de desempleo en ciudades localizadas en el Noreste y la China Central puede ser tan alto como 40% a 50%. Los trabajadores despedidos fueron obligados a jubilarse y dejar de trabajar, o a encontrar cualquier trabajo ocasional que pudieran realizar en el sector informal. Un gran número de mujeres de pueblos y ciudades en esas provincias migraron a las ciudades costeras para trabajar en industrias relacionadas a la exportación. Ellas trabajan en pésimas condiciones laborales y ganan poco salario sin beneficios, y muchas de ellas también sufren abuso por sus empleadores. Otras mujeres migraron a grandes ciudades, como Beijing y Shanghái para trabajar como empleadas domésticas de familias adineradas.  

A través de etapas de reestructuración, las corporaciones de China despiden a un gran número de trabajadores –también cortan salarios y beneficios de los trabajadores restantes. A pesar de las altas tasas de crecimiento de PBI, los salarios se han mantenido prácticamente sin cambios – alrededor de 1,500 a 2,000 RMB ($1 = 7.3 RMB) al mes con algunos beneficios – pero ello representa una pequeña porción de la fuerza de trabajo total. Otros trabajadores en empresas más pequeñas, incluyendo aquellos trabajadores en empresas de exportación localizadas en ciudades costeras ganan mucho menos –entre 600 a poco más de 1,000 RMB por mes sin beneficios. Muchos de esos trabajadores migraron desde áreas rurales a las ciudades durante las últimas dos décadas. Algunos migrantes en la industria constructora ganan incluso menos. La mayor parte de otros trabajadores en ciudades en el noreste y la China central, donde las tasas de desempleo son mayores, ganan alrededor de 600-800 RMB por mes con pocos o sin beneficios. Trabajadores que realizan trabajos ocasionales en el sector informal de esas ciudades solo son pagados 300-400 RMB por mes. Fue reportado que al menos 20 millones de trabajadores, que migraron de áreas rurales a las ciudades para trabajar en las industrias de exportación perdieron sus trabajos en los pasados meses, aumentando la reserva de desempleados.   

Además del desempleo, trabajos inestables y bajos salarios, los trabajadores también perdieron su protección contra enfermedades. Trabajadores que perdieron sus beneficios de seguro médico en sus trabajos o fueron despedidos no pueden darse el lujo de recibir atención médica cuando se enferman. Después de 20 años de Reforma de la Atención Médica, el sistema sanitario de China está en crisis. Incluso un grupo think thank del gobierno de China admitió recientemente que la Reforma de la Atención Médica iniciada a principios de la década de 1980 fue un fracaso20. (The Economist, November 19th– 25th, 2005, 29) Se eliminó por completo toda la red de atención médica preventiva, construida durante el período socialista y que había mejorado con éxito la salud y el bienestar del pueblo. La mayoría de residentes urbanos y de las ciudades ahora no tienen seguro médico, porque, como fue mencionado anteriormente, casi todos los trabajadores de empresas industriales formalmente de propiedad estatal perdieron sus beneficios de atención médica. La atención médica en la China de hoy es un privilegio y el objetivo de las instituciones médicas es maximizar las ganancias. Los médicos cobran tarifas altas y reciben comisiones ilícitas de compañías farmacéuticas por prescribir medicamentos costosos. Los doctores ayudan a los hospitales a obtener grandes ganancias al solicitar pruebas costosas pero innecesarias con equipos importados de alta tecnología. Los precios de las consultas médicas, medicamentos, y hospitalización se dispararon. La gente no puede permitirse pagar los altos costos de los medicamentos, y mucho menos la hospitalización por enfermedades graves. Una operación importante puede costar 40,000 a 50,000 RMB, que es de cuatro a cinco veces el ingreso anual de los trabajadores mejor pagos. No se brinda tratamiento médico, incluyendo casos de emergencia, a menos que el paciente y sus familiares puedan hacer un pago total en efectivo por adelantado, resultando en la muerte de innumerables personas con enfermedades tratables literalmente en los escalones del hospital. 

Al mismo tiempo que los trabajadores perdieron su seguro médico, estuvieron sujetos cada vez más a condiciones laborales peligrosas y tóxicas. Muchas firmas de alta tecnología se trasladaron a China para aprovechar los bajos salarios de los trabajadores chinos y para escapar de las regulaciones en sus países nativos que ponían límites a la exposición de trabajadores con materiales tóxicos. Cientos de miles de jóvenes trabajadores chinos, mayormente mujeres, han acudido en masa al Delta del río de las Perlas, y en los últimos años a la ciudad de Kun-shan cerca de Shanghái, para trabajar en industrias de electrónicos que ensamblan computadoras y otros productos electrónicos para las multinacionales más grandes del mundo. Estos trabajadores están muchas horas trabajando con poca o ninguna protección contra la exposición a altos niveles de toxinas. Los trabajadores chinos también trabajan extrayendo metales tóxicos de desechos electrónicos peligrosos exportados por Estados Unidos21. En la pequeña ciudad de Guiyu, ambientalistas encontraron 100,000 personas desmantelando dispositivos electrónicos sin ninguna protección contra los materiales de desechos altamente tóxicos22

Incluso la prensa mainstream de Occidente se ha dado cuenta del alto número de muertes de mineros del carbón en accidentes de minas en China – conocidas como las minas más mortíferas del mundo. De acuerdo con un informe online (China.org.cn) 6,434 mineros de carbón murieron en accidentes en el año 2003. China produjo 1.7 billones de toneladas de carbón ese año y el informe calculó que, por cada millón de toneladas producidas, 4 mineros murieron. En contraste, la tasa de mortalidad (por millón de toneladas de carbón) para mineros rusos fue .34 y para otros países desarrollados la tasa fue 0.4, aproximadamente una décima parte de la tasa de mortalidad de China. 

La Reforma en educación ha privado a decenas de millones de personas de su derecho a la educación y ha polarizado aún más la sociedad china. Ahora hay más oportunidades para que la élite de la ciudad obtenga la educación y capacitación que conducen a carreras altamente remuneradas, al mismo tiempo que el costo de la educación ha aumentado tanto que es cada vez más difícil para muchos trabajadores y desempleados enviar a sus hijos a la secundaria, mucho menos la universidad. Muchos jóvenes de familias pobres tuvieron que dejar la escuela para trabajar y ayudar a sus familias. El sesgo de género en la educación también es muy significativo; las mujeres jóvenes desertan de la escuela por trabajo y así ayudar a sus hermanos ir a la escuela. Padres y hermanas a menudo trabajan muy duro para mantener a un hijo en la universidad, que normalmente cuesta entre 40,000 a 50,000 RMB para cuando se gradúe. 

Mientras decenas de millones de trabajadores perdieron sus trabajos, los reformistas procedieron a privatizar un gran número de empresas que previamente eran de propiedad estatal y que habían sido convertidas en corporaciones lucrativas. La privatización fue lograda básicamente mediante la contratación de estas corporaciones por aquellos con poder político. Estas élites del poder rápidamente procedieron a tomar los activos valiosos que había y venderlos para formar corporaciones privadas. A lo largo de este proceso de Reforma, los grupos políticos poderosos y aquellos estrechamente relacionados con ellos acumularon una enorme riqueza. 

Segundo: La Reforma Rural que dividió las comunas y resultó en el Gran Salto hacia Atrás del campo de China 

La Reforma Rural tomó varias medidas para dividir las comunas. Para 1984 la tierra se había redistribuido a familias campesinas individuales. La producción de cereales23 de China aumentó un 22.5% entre 1979 y 1984, cuando el gobierno aumentó el precio de compra del grano por 20% con otra bonificación del 50% para la compra de cereales por encima de la cuota. Durante estos primeros años, la maquinaria agrícola y la infraestructura agrícola, compradas y construidas durante los años comunales, todavía seguían funcionando. Las plantas fertilizadoras construidas anteriormente aumentaron el suministro de fertilizantes24. Posteriormente, los sistemas de irrigación y drenaje y otras infraestructuras terrestres comenzaron a desmoronarse debido a la falta de mantenimiento. La maquinaria agrícola comprada anteriormente por las brigadas de producción y las comunas se avejentaron, y las familias campesinas individuales no tenían dinero para invertir en otras nuevas.   

Además, en algunas áreas, como el delta del Yangtsé, donde la tierra se ha subdividido en pequeñas franjas25, ya no es posible usar la maquinaria agrícola. Los campesinos en estas áreas volvieron atrás a las viejas formas de cultivar sus tierras, cada uno con una simple herramienta agrícola, como lo habían hecho antes de la colectivización. En la China noroeste y central, donde las parcelas de tierras individuales promedian alrededor de un mu (1 mu equivale a 0.067 hectárea) o más, los cultivos principales (trigo y maíz) todavía se cosechan con cosechadoras. Particulares privados han invertido en cosechadoras y cosechan (o contratan conductores para cosechar) cultivos de granja en granja, cobrando 40-45 RMB por mu. Los propietarios de cosechadoras pueden ganar hasta decenas de miles de RMB durante la temporada de cosecha y, después de deducir los costos, obtener una ganancia substanciosa26

Durante el período de 12 años entre 1984 y 1996, la producción de cereales incrementó sólo en un 20.4%, (Wu, Appendix Tabla A-1) y luego cayó en 1998 por cuatro años consecutivos, de 392 millones de toneladas en 1998 a 322 millones de toneladas en 2003. La producción de cereales se recuperó algo después del 2003 pero los ingresos agrícolas de los campesinos han continuado estancados. China también empezó a importar más cereales y otros productos agrícolas desde 2003 como una de las condiciones necesarias para el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio. (Ver Ching, 2008).

A partir de finales de la década de 1980, la vida de los campesinos, especialmente aquellos cuya principal fuente de ingresos dependía de la venta de cosechas, se ha vuelto más pobre y más precaria. A medida que el gobierno tomó nuevas medidas para liberalizar el mercado agrícola, los precios de los cultivos fluctuaron, mientras que los precios de los insumos agrícolas continuaron aumentando. Hoy en día, muchos de los 320 millones de campesinos que siguen dependiendo de la venta de cultivos como principal fuente de ingresos sufren ingresos bajos e inestables y hay poca esperanza de un futuro mejor. Casi 200 millones de campesinos ya se han visto obligados a abandonar sus casas para trabajar en las ciudades y la mayoría de ellos está haciendo los trabajos más duros, sucios y peligrosos, para poder enviar dinero a sus casas y ayudar a sus familias. Esos trabajadores migrantes se han convertido en la fuente de mano de obra barata que beneficia al capital nacional y extranjero en la búsqueda de ganancias al hacerse un hueco en el mercado internacional. Sin embargo, muchos de ellos perdieron sus trabajos en los últimos meses, cuando las exportaciones cayeron debido a la crisis económica mundial.   

Mientras que los miembros más jóvenes y fuertes de las familias se marcharon para buscar trabajo en las ciudades, los niños, los ancianos y los débiles han sido dejados de lado, subsistiendo principalmente con lo que sus parientes migrantes pueden enviar a casa. Los campesinos que emigran a las ciudades no tienen permisos de residencia en la ciudad y a menudo son abusados por sus empleadores y acosados por la policía. La mayoría de los migrantes masculinos trabajan en la construcción y la mayoría de las migrantes femeninas trabajan en las muchas fábricas de las industrias de exportación en las ciudades costeras. Parejas jóvenes a menudo tienen que abandonar sus hijos, pero algunos los llevan a trabajar con ellos como vendedores ambulantes de alimentos en la calle. Como no tienen permisos de residencia, sus hijos no tienen permitido asistir a las escuelas de la ciudad.  

Como se mencionó con anterioridad, durante los años comunales se dedicó mucho esfuerzo a preservar y mejorar la tierra, pero desde que el sistema comunal colapsó en 1984, se han perdido grandes áreas de tierras agrícolas y se siguen perdiendo las de uso industrial, turismo, viviendas residenciales y comerciales, y otros proyectos de desarrollo, como la construcción de carreteras. La tierra también se ha perdido por la desertificación. En años más recientes, muchos campesinos también han abandonado su tierra, porque se ha vuelto cada vez más difícil ganarse la vida cultivando una pequeña parcela, cuando los precios de los insumos siguen subiendo y el precio de los productos se estanca o baja. Además, las catástrofes naturales, tanto las inundaciones como las sequías, y la contaminación del medio ambiente se han cobrado grandes áreas de tierras y han causado problemas en la producción agrícola yendo de mal en peor27. Por otra parte, hasta hace poco la carga de los impuestos recaía fuertemente sobre la población campesina. A pesar de que el gobierno central eliminó los impuestos a la agricultura el año pasado, los gobiernos locales han continuado cobrando tarifas elevadas y otros gravámenes. La carga de tales cobros es muy pesada para que la soporten los campesinos.  

El sistema de salud cooperativo que se había establecido tan pronto como se estableció el sistema de comunas colapsó y fue desmantelado. Después de la ruptura del sistema comunal hace unos 20 años, los ex miembros comunales perdieron su salud y otros beneficios que los habían llevado a través de tiempos difíciles. En cuanto a la asistencia sanitaria, los campesinos en el campo sufren incluso más que los habitantes de la ciudad. De acuerdo al Status of Rural China – 2003 – 2004, las tasas de participación de los campesinos en cualquier tipo de seguro eran muy bajas. En 2002 la tasa de participación de la población rural en el seguro de vejez era del 7,7% pero sólo el 1,4% de los asegurados recibía realmente una pensión por vejez. El porcentaje de personas que recibieron un alivio mínimo para los gastos de vida fue solo del 0,5%28. Solo alrededor del 5% de los residentes rurales participan en el seguro de salud cooperativo. En 2002, 170 millones de personas fueron afectadas por desastres naturales, pero solo 9.4 millones, alrededor del 5%, recibieron algún tipo de ayuda en caso de desastre. (Li, 63).

La ausencia de cualquier prevención médica ha significado que las enfermedades infecciosas, como la tuberculosis y la esquistosomiasis, que habían estado bajo control en la década de 1950, han retornado con toda la fuerza29. Añadiendo, nuevas enfermedades infecciosas, como el VIH/SIDA y SRAS, han causado sufrimiento a decenas de millones de personas, no solo por los efectos de la enfermedad, también por las negaciones y encubrimientos del gobierno, y la baja prioridad que otorga el gobierno a la salud pública. El sector rural en China ha soportado la mayor carga de contaminación ambiental. El sesenta y cinco por cierto de todos los ríos de China están muy contaminados. Hay una gran cantidad de aldeas que han documentado altas concentraciones de cáncer como resultado de la contaminación del agua y el suelo. 

Después del colapso de las comunas, el sistema educativo rural también se vino abajo. El fondo de asistencia social, que apoyaba las escuelas primerias y secundarias en el campo, desapareció. También se ha detenido el apoyo del gobierno central que había pagado la construcción de escuelas y los sueldos de los docentes. Algunas aldeas ricas han construido sus propias escuelas, pero muchas otras aldeas pobres no tienen fondos. Incluso a principios de la década de 1990, sus escuelas se estaban desmoronando y necesitaban urgentemente reparaciones. Muchos docentes continuaron enseñando incluso cuando no se les pagaba durante varios meces, hasta que las escuelas en muchas aldeas cerraron por completo. 

II. Vinculando la economía china al sistema capitalista mundial.

Vincular la economía de China al sistema capitalista mundial ha sido una parte importante de la Reforma. La reforma local de China, que está estrechamente coordinada con la apertura de China al resto del mundo, cambió las relaciones de clase básicas en China al aprobar leyes e imponerlas a trabajadores y campesinos. A pesar de los esfuerzos de trabajadores y campesinos de resistir a estos programas de reforma, la Reforma pudo lograr todos sus objetivos según lo planeado. Por otro lado, durante los quince años de negociaciones para unirse a la OMC, los reformistas han dado pasos importantes en abrir la economía China al reducir significativamente los aranceles, eliminando las cuotas de importación, y garantizando un trato favorable a la inversión extranjera.  

Incluso un economista mainstream en los Estados Unidos, Nicholas R. Lardy de The Brookings Institution, admitió “Para cuando China ingresó a la OMC, ya era quizás el más abierto de todos los países en desarrollo”. Más adelante en su libro también afirmó, “…bajo la presión de los países industrializados, China garantizó a los miembros de la OMC una autoridad sin precedentes para limitar las importaciones de productos chinos.” (Lardy, VII).

Cuando China abrió sus brazos para dar la bienvenida al capital foráneo, las multinacionales extranjeras del automóvil, electrónica, textil y prendas de zapatos –y todos los demás tipos de manufactura ligera y grandes minoristas llegaron corriendo. Vinieron con el objetivo tanto de ocupar el mercado interno de China y también para reubicar sus sitios de producción en China para utilizar la mano de obra barata y aprovechar las laxas regulaciones ambientales de China. 

Después de más de dos décadas de tasas altas de crecimiento de las exportaciones, especialmente de 2001 a 2008, ahora existen serios desequilibrios entre la economía interna de China y el resto del mundo – especialmente su desequilibrio con Estados Unidos. Las reservas de divisas de China han seguido aumentando a un ritmo acelerado. Para fines de marzo del 2007, China acumuló $1.202 trillones en reservas de divisas extranjeras, mayormente de sus superávits comerciales en los años pasados. De cualquier forma, si se incluye el superávit en la cuenta de la capital, se estima que las reservas de divisas de China serán aún mayores. Las reservas totales han continuado acelerándose y han llegado a casi $2 trillones para fines de 2008. La mayoría de las reservas de divisas extranjeras se encuentran en divisas (mayormente en dólares estadounidenses), acciones, bonos y valores extranjeros (principalmente bonos del gobierno de EE. UU y Treasury Bills), y otros activos externos, todos los cuales son deuda de países extranjeros. Por lo tanto, la mayoría de los superávits comerciales de China de estos años pasados fueron canjeados por pagarés extranjeros y ahora se encuentran como reservas de divisas en el Banco Central.  

A fines del tercer trimestre del 2005, China se convirtió en un exportador de capital neto. China recibió un total de $570 billones en inversión extranjera (importaciones de capital), pero tenía $769 billones en divisas (exportaciones de capital)30. Debido a las grandes exportaciones de capital de China y otros países asiáticos, Monique Morrisey y Dean Baker del Center for Economic and Policy Research, concluyeron que para el año 2000, los países en desarrollo en su conjunto, se habían convertido en exportadores de capital neto a los países desarrollados31.  

El superávit por cuenta corriente de China (principalmente del comercio) fue de $249.9 billones en 2006, y representó el 9.5% de su PBI (en comparación con el 8.1% en la primera mitad del 2005). Luego, durante los primeros cuatro meses de este año (2007), el superávit en cuenta corriente aumentó a $63.3 billones, un salto del 88% del mismo periodo en 2006. (FT.com, mayo 11, 2007) El superávit del 9,5 del PBI significa que, en 2006, el 9.5% de lo que China produjo no fue consumido internamente, ni se invirtió en China, ni su gobierno lo gastó. Ese capital simplemente se exportó (en neto, después de deducir las importaciones) sin nada a cambio, salvo más pagarés que supuestamente se pagarán en algún momento en el futuro. Este es un serio desequilibrio entre China y el resto del mundo (especialmente Estados Unidos). China sigue siendo un país pobre que necesita capital para su propio desarrollo y para las necesidades inmediatas de su pueblo, como agua potable, atención médica básica, y educación básica – pero está exportando capital, la mayor parte del cual va a Estados Unidos, el país más rico del mundo, a un ritmo acelerado. Aunque otras economías, como Corea del Sur y Taiwán, también han exportado capital, las exportaciones de capital de China, tanto en términos de cantidad absoluta como relativa al PBI, son asombrosas.   

China no ha pedido mucho dinero prestado a bancos extranjeros o instituciones financieras internacionales, y no ha sufrido bajo las condiciones del SAP impuestas por el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, China ha perdido su autonomía en desarrollar su economía al igual que otros países en desarrollo. China ahora depende de las inversiones de las empresas multinacionales y de la tecnología extranjera que traen esas empresas. También es dependiente en la expansión de las exportaciones al mercado internacional para mantener su elevado crecimiento del PBI. China es ahora dependiente de sus exportaciones de productos industriales de bajo precio, teniendo que continuar prestando dinero a los Estados Unidos (comprando bonos del gobierno de EE. UU) para financiar los grandes déficits comerciales anuales que Estados Unidos tiene con China.  

La transformación de la industria textil de China ilustra claramente cómo se perdió el desarrollo autosuficiente en el curso de la restauración capitalista. Durante el desarrollo socialista, la industria textil de China usaba su propia tecnología y equipamiento para producir ropa y satisfacer las necesidades de la gente. Desde la Reforma China, comenzó a eliminar gradualmente los equipos de capital más antiguos en casi toda la industria textil. A primera vista, parecía que la reforma de toda la industria era una señal de progreso, pero una mirada más atenta a la realidad cuenta una historia completamente diferente. La industria textil de China se volvió dependiente de la financiación externa principalmente en forma de inversión extranjera directa para importar la tecnología más nueva para fabricar productos que puedan competir con Taiwán, Corea del Sur, y muchos otros países en el mercado internacional de textiles y prendas de vestir. A medida que muchas industrias textiles cerraron y decenas de miles de trabajadores perdieron sus trabajos, la industria textil de China se ha vuelto dependiente de los mercados de exportación, dependiente de la financiación extranjera y dependiente de la tecnología importada, todas las cuales están estrictamente controladas por el capital monopolista internacional.  

Cuando la Reforma vinculó la economía de China al sistema capitalista internacional y convirtió el rápido crecimiento de las exportaciones en su objetivo de desarrollo más importante, las exportaciones reclamaron una prioridad muy alta en la utilización de los recursos internos. Los cambios en el área delta del Yangtsé, la tierra agrícola más rica, demuestran cómo los recursos que se habían utilizado para producir alimentos para el área de residentes fueron convertidos en plantaciones de moreras para gusanos de seda con el fin de alimentar las exportaciones de seda de China. Desde entonces, China ha exportado cantidades tan grandes de productos de seda que el precio en el mercado internacional tocó fondo. La seda de China es como la soja de Brasil o el pescado en Chile. Cuando la búsqueda de exportaciones sea el objetivo principal del desarrollo, se quitarán recursos para satisfacer las necesidades urgentes de la gente con el fin de producir productos básicos de exportación. 

Aunque China pudo lograr altas tasas de crecimiento del PBI, el desarrollo de los últimos casi treinta años ha expulsado a decenas de millones de trabajadores de las fábricas y también ha arruinado las bases para el desarrollo a largo plazo del campo en China. Las empresas multinacionales fueron a China para tomar ventaja de la mano de obra barata y las laxas regulaciones ambientales. Un gran número de trabajadores de las fábricas nacionales y extranjeras de la industria exportadora trabajan bajo condiciones deplorables y ganan salarios bajos sin beneficios. El desarrollo capitalista de los últimos veinte años ha privado a una gran parte de la población china de sus necesidades básicas de vida y también ha arruinado el frágil medio ambiente de China. China ha tenido muchas crisis ambientales como resultado, y seguramente vendrán muchas más.  

Inicialmente, la estrategia de los reformistas consistía en utilizar capital y tecnología extranjeros para mejorar las tecnologías propias de las empresas nacionales. No obstante, la intención original de utilizar tecnología importada para mejorar la capacidad tecnológica nacional no se cumplió.  De 1999 a 2003, durante un período de apenas cuatro años, China importó tecnología extranjera por el valor de $75 billones – pero la innovación tecnológica y el desarrollo de las empresas nacionales desde el inicio de la Reforma no ha mejorado significativamente. Además de las importaciones de tecnología, China también ha importado la mayoría de las máquinas y equipos utilizados para producir exportaciones, así como ciertos componentes y piezas. (Punto 8 de Bai).

El Informe sobre el desarrollo industrial de China de 2003 declaró que el desarrollo de la última década (y más), especialmente en los tres años entre el año 2000 y 2003, resultó en problemas estructurales muy graves en la industria china. Por un lado, la manufactura ha crecido a un ritmo muy rápido. A pesar de ello, la base de la industria que produce maquinaria y equipamiento ha permanecido muy débil. El Informe continuó diciendo: “La utilización de la capacidad de la industria que fabrica maquinaria y equipo se mantiene en solo el 50% en promedio. La alta demanda de maquinaria y equipos especializados y de alta tecnología solo podría satisfacerse mediante importaciones.” Las notas a pie de página del informe enumeran algunos ejemplos: el 80% de la maquinaria y equipo en la industria de fibras sintéticas, el 70% de la maquinaria y el equipo de control digital en la industria petroquímica y de automóviles de pasajeros deben ser importados. (El Informe sobre el desarrollo industrial de China de 2003, 28) El mismo informe también dijo que el impacto positivo de la tecnología extranjera en las industrias nacionales ha sido muy limitado y que, para mantener su posición superior en tecnología avanzada, las multinacionales no han exportado su tecnología más actual a China – y la tecnología que han exportado a China está bajo estrictos controles para evitar su diseminación. (Ibidem).  

Tanto el informe de Bai (punto 8) y el Informe sobre el desarrollo industrial de China de 2003 (56) concluyeron que la tecnología extranjera ha ayudado muy poco en términos de desarrollo tecnológico local. También reconocen la excesiva dependencia de China en la tecnología extranjera y que no es probable que esta dependencia cambie en el futuro. Los países menos desarrollados que ya se han vuelto dependientes de la tecnología importada llegaron a esta misma conclusión hace bastante tiempo atrás.   

III. Los intereses políticos y económicos del Estado burgués.

Después de tomar el poder en China, la burguesía empezó a consolidar su poder impulsando el programa de Reforma durante la Tercera sesión plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista de China en diciembre de 1978. Durante la Reforma que siguió, el Estado burgués aplastó cualquier oposición dentro del Partido Comunista de China. El Estado implementó políticas para cambiar fundamentalmente las relaciones de clase, incluso disolviendo la alianza entre trabajadores y campesinos. Cuando las empresas que anteriormente eran de propiedad estatal se transformaron en corporaciones con fines de lucro, se enviaron burócratas estatales de alto nivel como nuevos equipos de gestión en estas corporaciones. 

Después, estos burócratas estatales de alto nivel despidieron a decenas de millones de trabajadores para recortar costos y, al mismo tiempo, encontraron diferentes formas de desviar las ganancias a sus propios bolsillos. Cuando las corporaciones que administraban tenían pérdidas, la banca estatal aumentó sus préstamos para cubrirlas. La mayoría de las veces, estos préstamos no se pagaron y simplemente se cancelaron. Luego se aprobó la legislación para permitir que estas corporaciones vendan parte de sus activos. Luego, la administración vendió las partes rentables de sus empresas a ellos mismos o a sus familiares a precios bajos. Como estipulamos anteriormente, este fue esencialmente un proceso de privatización. Así, a través del proceso de Reforma, el Estado burgués consolidó sus intereses económicos junto con sus intereses políticos.  

Un interés económico importante del Estado burgués ha sido la estrecha cooperación con el capital extranjero. La apertura de la economía de China, uno de los dos componentes de la Reforma, ya indicaba que la economía China iba a estar vinculada con el sistema capitalista mundial, y que había abandonado el desarrollo basado en la autosuficiencia. De todos modos, hasta el ingreso de China a la OMC, los reformistas en China todavía esperaban que de alguna manera se permitiera a China proteger los intereses de su capital nacional. Eso explica por qué las negociaciones de unirse a la OMC no transcurrieron sin problemas y se prolongaron hasta quince años.  

Cuando China se unió a la OMC, estaba claro que la nueva burguesía estatal claramente había renunciado a cualquier intento de perseguir un desarrollo económico independiente. En el mundo del imperialismo, China, al igual que otros estados clientes, tiene que obedecer las reglas establecidas y dictadas por el capital monopolista internacional y sus estados imperialistas. Las autoridades de China finalmente entendieron que, si China buscaba un desarrollo capitalista, realmente no tenían alternativa, por lo que se rindieron. Una de las razones detrás de su decisión de ceder a las demandas de los poderosos miembros de la OMC fue la crisis económica de 1997. La crisis económica capitalista mundial manifestada en forma de la crisis financiera asiática demostró el poder de control del capital monopolista internacional y los estados imperialistas sobre la economía mundial, incluido su poder para trasladar el peso de la crisis a los países menos desarrollados de Asia. Aunque la economía de China no estaba tan conectada al sistema capitalista mundial como hoy, y su economía no se vio tan afectada como muchas otras economías asiáticas, tuvo que gastar gran parte de sus reservas de divisas para defender el Renminbi. El crecimiento económico interno de China se desaceleró. Las autoridades se dieron cuenta que, si China iba a desarrollar el capitalismo, su capacidad para defenderse del capital internacional era bastante limitada. Al mismo tiempo, era claro que la cooperación con el capital extranjero cedería grandes beneficios a aquellos a cargo.  

También hubo consideraciones políticas. El régimen actual en China vio que la expansión de las corporaciones extranjeras en China podría proveer un modelo de cómo administrar una corporación moderna. Esta consideración ha estado estrechamente ligada con la reforma de empresas que anteriormente eran de propiedad estatal, incluido el modelo de cómo disciplinar a los trabajadores. Además, como se indicaba anteriormente, los líderes chinos también creían que la superioridad de la tecnología extranjera ayudaría a avanzar en el nivel de la tecnología de China.  

El Estado burgués chino incluso tiene la ambición de convertirse en una potencia imperialista menor. A medida que China aumenta sus exportaciones de productos industriales ligeros a una velocidad vertiginosa, ha tenido que adquirir energía y otros recursos naturales del exterior. China ha expandido su inversión en muchos países asiáticos, así como en América Latina y África, actuando de manera muy similar a cualquier otra potencia imperialista con el objetivo de buscar recursos y energía a nivel mundial y explotar trabajadores dondequiera que haya invertido.  

Tercera Parte: Resumen y Conclusión

La primera parte de este documento mostró que durante el período socialista de 1949 a 1976, el desarrollo de China basado en la autosuficiencia pudo lograr un remarcable progreso en agricultura, industria, transporte y comunicaciones, y elevó enormemente el nivel de vida para trabajadores y campesinos. A pesar de que China era un país pobre devastado por la guerra, se desarrolló rápidamente movilizando su propia gente y recursos. Durante el período de desarrollo socialista, China logró grandes avances en ciencia y tecnología y sentó las bases sólidas para un mayor desarrollo.  

La parte dos de este documento mostró que la Reforma, que comenzó en 1979, fundamentalmente cambió las relaciones de producción en China e invirtió su curso de desarrollo de socialista a capitalista. El Estado que ahora representa los intereses de la nueva burguesía robó la riqueza de las empresas industriales construidas antes de la Reforma y privó a decenas de millones de trabajadores de sus necesidades básicas de vida incluyendo comida, agua potable, medio ambiente limpio, atención médica y educación. Aquellos en control del nuevo Estado burgués se beneficiaron de la Reforma interna y cooperando con el capital extranjero a expensas de la independencia económica China y el bienestar de la mayoría del pueblo chino. Hoy, China, como muchos otros estados clientes, ha perdido su autonomía para desarrollar su economía independientemente y, en consecuencia, la gente en China ha sufrido.  

La forma en que China se desarrolló en los últimos veinte años acelerando sus exportaciones y acumulando así sus reservas de divisas debe verse como la manifestación de cómo ha evolucionado el sistema capitalista internacional y cómo este sistema se encamina hacia otra crisis. Parece claro que el capital monopolista internacional, con la ayuda de sus estados imperialistas y las organizaciones financieras y comerciales internacionales, podrá volver a trasladar la carga de esta crisis a China como la había hecho durante las demás crisis económicas de la era post Segunda Guerra Mundial. El pueblo chino, especialmente los más pobres y débiles, ya han sufrido la Reforma y tendrán que soportar la carga más pesada de esta crisis inminente.  

La conclusión que podemos extraer de las experiencias de China en los últimos sesenta años es que el socialismo no falló. La restauración capitalista en China desde la Reforma de 1979 solo significa que el proletariado perdió su poder político. Por otro lado, la victoria burguesa no es el final y la lucha de clases no solo ha continuado, sino que también se ha intensificado. En 2005 hubo cerca de 100.000 manifestaciones reportadas, del tamaño de 100 o más personas en toda China, y muchas más no fueron reportadas. A medida que más y más personas llevan sus quejas a la calle en protestas diarias, el presidente de China, Hu Jintao, ha pedido por una “sociedad armónica”, ya que él y otros a cargo se han dado cuenta que la Reforma ha creado una serie de crisis, y que la sociedad china actualmente es todo menos armoniosa.


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